martes, 14 de abril de 2015

NO A LOS CARISMÁTICOS PORQUE ES PENTECOSTALISMO Y HEREJÍA

LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA. EL ENEMIGO INTERNO


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El pentecostalismo es una herejía que ha logrado infiltrarse en la Iglesia con el fin de debilitarla desde el interior.  Va de la mano del modernismo, y también lo refuerza; los dos movimientos proce­den de igual manera y se apoyan recíprocamente en este trabajo de demolición.  Ahora bien, si el modernismo intenta destruir la Iglesia en cuanto a la doctrina, el pentecostalismo lo hace en cuanto al culto.  Ambos se disfrazan con piel de oveja; por eso su terminología es muy similar a la católica.  Con palabras piadosas y su proceder externo pueden engañar incluso a las personas más cautas, y por ello es preciso escudriñar bajo ese ropaje: para desenmascarar a los lobos rapaces que se esconden en su interior.El pentecostalismo es un movimiento subversivo controlado y cuidadosamente dirigido por los enemigos ocultos de la Iglesia con el fin de llegar a su ruina total. Promete a sus adeptos la plena experiencia del Espíritu Santo que tuvieron los Apóstoles el día de Pentecostés, junto con algunos de los dones externos que recibie­ron, especialmente los de lenguas, curaciones y profecía .
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A esta extraordinaria expe­riencia la llaman Bautismo del Espíritu , que dicen transmitir y recibir con la imposición de las manos, al estilo de otros ritos de nuestra Santa Madre Iglesia.

Los adjetivos pentecostal y carismático indican perfectamente el carácter de este movimiento: pentecostal se refiere a la plenitud del Espíritu Santo recibido en el primer domingo de Pentecostés, mientras carismático alude a los carismas, o dones extraordi­narios que acompañaron al don del Espíritu Santo en aquel día.
A partir de esta terminología es que muchas personas se engañan, porque entienden que el movimiento pretende simplemente ofrecer plegarias especiales e intensificar la devoción a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad; si estos fines, y los efectos consecuentes, fuesen verdaderos, sobrepasarían con mucho los producidos por los siete Sacramentos instituidos por Jesucristo.
Pero esto no es así; las pretensiones de este movimiento transitan otros caminos , como veremos, por lo que el Movimiento Carismático y la Iglesia Católica no pueden estar de acuerdo.  Como demostraremos en este trabajo, si la Iglesia es verdadera, entonces el pentecostalismo es falso, y al revés, si el pentecostalismo es verdadero, la Iglesia Católica es falsa ; pero como la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana no puede ser falsa, se sigue que el pentecostalismo es falso y debe rechazarse, no sólo como un movimiento eclesial, sino como una especie de secta, de pseudorreligión, que —lamentablemente— está infiltrada en el mismo seno de la Esposa de Cristo.
Es menester examinar el movimiento desde distintos puntos de vista; al hacerlo, será imposible evitar repeticiones que, sin embargo, nos ayudarán a tener una idea lo más completa posible de este movimiento que toca los fundamentos mismos de la piedad cristiana.

Una construcción sobre arenas movedizas

Doctrinalmente, el movimiento está construido sobre arenas movedizas.  En efecto, cualquiera que intentase analizarlo a la luz de la enseñanza infalible de la Iglesia y de su tradición auténtica, se encontraría frente a algo inasible.
El movimiento afirma fundarse en la experiencia personal y encontrarse bajo la inspiración directa del Espíritu Santo, cosas ambas que nadie puede controlar, y que los adeptos de esta organización se ocupan de hacer indemostrables, a partir de considerar esa inspiración y esas experiencias como incuestionables, por el mismo hecho de afirmarlas, transmitirlas y difundirlas.  Además, como dicen los carismáticos, un movimiento tan lleno de vida no puede definirse y contenerse en los límites de fórmulas doctrinales; de ahí se sigue que el Movimiento Carismático no posee una doctrina sólida, sino sólo vagas afirmaciones, referencias inconsistentes al Nuevo Testamento, y formulaciones provisionales. En suma es una sombra evanescente.
Sus mismos jefes lo admiten. “Orientaciones teológicas y pastorales sobre la renovación carismática católica” es uno de los documentos más importantes del movimien­to.  Fue preparado en Malinas, Bélgica, del 21 al 26 de mayo de 1974 por algunos “expertos” internacionales, bajo la guía delCardenal León Suenens, que —como nos informa el documento— “tuvo parte activa en la discusión y formulación del texto” (Prefacio). También se dice que “el documento no es exhaustivo y se requieren ulteriores estudios (…) esta afirmación representa una de las ideas más repetidas (…) el texto se presenta como una tentativa de respuesta a las principales preguntas que suscita el movimiento carismático” (Prefacio). En otras palabras, los autores no saben qué es lo que son: “ciegos guías de ciegos” (Mt. 15,14)
Cuando pasamos al texto, nos tropezamos con multitud de afirmaciones vagas, medias afirmaciones, intentos de respuestas y opiniones.  A duras penas se hacen algunas distinciones; sin embargo las distinciones son justamente la base y la fuente de cualquier argumento teológico; sin ellas es imposible distinguir lo verdadero de lo falso, o la mera opinión, o una hipótesis, de la doctrina segura.
Tómese, por ejemplo, el pasaje de la página 21 titulado: “La experiencia religiosa pertenece al Testimonio del Nuevo Testamento” , donde se afirma que:
“La experiencia del Espíritu Santo es la contraseña de un cristiano y, en parte, con ella los primeros cristianos se distinguían de los no cristianos. Se consideraban representantes, no de una nueva doctrina, sino de una nueva realidad: el Espíritu Santo. Este Espíritu era un hecho vital, concreto, que no podían negar sin negar que eran cristianos. El Espíritu les había sido infundido y lo habían experimentado individual y comunitariamente como una nueva realidad. La experiencia religiosa, es preciso admitirlo, pertenece al testimonio del Nuevo Testamento: si se quita esta dimensión de la vida de la Iglesia, se empobrece la Iglesia”.
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Sería difícil juntar en un párrafo tantas verdades, falsedades y medias verdades.
El texto es escurridizo, suena como algo piadoso y, para el ignorante, también con­vincente; pero en realidad es falso.
Es falsa la afirmación de que “los primeros cristianos se consideraban representan­tes no de una nueva doctrina, sino de una nueva realidad: el Espíritu Santo”.  La verdad es que Cristo envió a los Apóstoles a enseñar a todas las gentes.  Ahora bien, enseñar es, ante todo y sobre todo, aceptar y transmitir una doctrina; la experimentación es algo muy subjetivo y por lo mismo sujeta a ilusiones o falsas sensaciones.
La “tesis de la experiencia y de la Fe” es la tesis de Lutero , no de Cristo, que vino “a dar testimonio de la Verdad” (Jn. 18, 37) y que nos ha enseñado una doctrina bien definida respecto del Padre, de Sí mismo y del Espíritu Santo; de su Iglesia, de los Sacra­mentos, etc.  Él exigía que suenseñanza fuera aceptada con fe, “el que creyere y fuere bautizado, se salvará; pero el que no creyere , se condenará” (Mc. 16, 16).
San Pablo escribió con duros reproches a los Gálatas (1,8), porque se habían desviado de su primitiva enseñanza y les decía que si él mismo o un ángel les predicase una doctrina distinta de la que les había predicado al comienzo, debía ser considerado anatema.  Los apóstoles y los primeros cristianos estaban muy interesados en la doctrina, y muy poco en el sentimiento y en la experiencia.
El resto del párrafo y todo el capítulo que trata de Fe y Experiencia son una obra maestra de confusión. Tómese por ejemplo este pasaje: “el Espíritu Santo fue infundi­do sobre ellos y fue experimentado por ellos individual y comunitariamente como una nueva realidad”.  Esto implicaría, aunque los autores se cuidan de no comprome­terse con una afirmación categórica, que todos los cristianos de la era apostólica reci­bieron la efusión del Espíritu Santo y tuvieron la misma experiencia que los Apóstoles en el día de Pentecostés, con los mismos fenómenos místicos y milagros.  Pero esto es falso: no hay nada en el Nuevo Testamento, en los escritos de los Padres, o en la enseñanza oficial de la Iglesia, que nos diga que sucedió así.
El Nuevo Testamento, es verdad, narra casos particulares en los que el Espíritu Santo descendió de manera extraordinaria sobre algunos de los nuevos cristianos, pero fueron casos raros y aislados.  Incluso en el primer día cuando fueron bautizadas tres mil personas (Hch. 2, 41-47), los primeros convertidos de la Iglesia, no hay indicios de que se produjera algún milagro entre ellos, sino solo la conversión.  Es más; estaban atemorizados porque veían a los Apóstoles realizar prodigios y milagros; y si tenían temor es porque esas maravillas eran desacostumbradas y sólo realizadas por los Apóstoles.
Además las palabras susodichas confunden dos cosas distintasla íntima paz y alegría, que son propias de un verdadero cristiano (paz y alegría que sobrepasan todo sentido y humana comprensión y que nadie puede arrebatarle), con la experiencia extraordinaria y mística, con carismas maravillosos, concedida a los Apóstoles el día de Pentecostés y a algunas almas privilegiadas a lo largo de los siglos.
Ocasionalmente Dios concede tales dones divinos a los hijos de los hombres, pero en ningún modo se deben al hombre, ni han sido prometidos a todo cristiano, ni son necesarios para santificarse.

Antecedentes y orígenes del pentecostalismo

Hoy día la Iglesia está siendo criticada tácitamente en muchas de sus auténticas enseñanzas, sobre la base de lo que la gente cree “nue­vas” intuiciones y “nuevas” doctrinas.  En realidad no son nuevas, sino simplemente viejos errores revestidos con nuevas vestiduras , nuevas sólo para aquellos (y son legión) que han olvidado el conocimiento del pasado.  El Antiguo Testamento afirma que “no hay nada nuevo bajo el sol” (Qo 1,9) . Nada; ni siquiera el pentecostalismo.
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Sería interesante esbozar el origen, el desarrollo y el carácter de las herejías que desarrollan estos nuevos movimientos, pero esto nos llevaría demasiado tiempo.  Sin embargo, hay una cosa común a todas ellas: sus fundadores y seguidores sostienen tener intuiciones especiales bajo la enseñanza e inspiración del Espíritu Santo.

En el tiempo de San Pablo había hordas de falsos profetas, que merodeaban afirman­do hablar bajo la inspiración o en nombre del Espíritu Santo y perturbaban a las comunidades cristianas de reciente fundación.  Después vinieron los gnósticosy fueron los primeros herejes ofi­cialesse relacionaban con los Apóstoles, y San Juan escribió su Evangelio para poner en guardia a los cristianos contra sus falsas doctrinas.
Un tipo particular de pentecostalismo apareció en el siglo II; lo fundó un tal Montano, que afirmaba hablar bajo la inspiración del Espíritu Santo. Él y sus seguidores soste­nían poseer la plenitud del Espíritu Santo y sus carismas; en particular, afirmaban po­seer, como sus émulos modernos, el don de curaciones, de profecía y de lenguas. Sus seguidores fueron innumerables, lo mismo que hoy son innumerables las víctimas del pentecostalismo; y también como hoy, entre sus víctimas hubo algunas situadas en puestos altos de la Iglesia y con capacidades intelectuales poco comunes. El mismo Tertuliano , que escribió brillantemente sobre la Iglesia Católica y la defendió contra sus enemigos, finalmente cayó víctima del montanismo, se separó del Papa y fundó su propia secta.
Los siglos XII y XIII conocieron multitudes de activos puritanos que se jactaban de tener una especial iluminación del Espíritu Santo; como los modernos pentecostales, viajaban sin parar de un sitio a otro, predicando su propio evangelio . Algunos sobrevi­ven hoy, otros no han dejado seguidores; podríamos citar los albigenses, los valdenses, los cátaros, los pobres de Lyón, etc. Todos fundamentaron sus creencias y prácticas extrañas en su interpretación particular, distorsionada y separada del Magisterio, de las Sagradas Escrituras, e intentaron menoscabar y en lo posible destruir a la Iglesia Católica.
Pero fue a Lutero a quien correspondió arrebatar a la Iglesia naciones enteras. Lutero, un desviado sacerdote católico, sostenía que él y sus seguidores poseían “la plenitud del Espíritu Santo” , a la vez que la negaban de los Obispos, de los Papas e incluso como sostén e iluminación de los Concilios Ecuménicos. De ahí que el protestantismo, por su misma naturaleza, llegó a ser la cuna y el terreno de cultivo del moderno pentecostalismo.
El moderno movimiento carismático o pentecostal, de hecho, nació del Protestantismo en Carolina del Norte (Estados Unidos); la fecha oficial de nacimiento fue el año 1892; sus fundadores fueron el Rev. R. G. Spurling y el Rev. W. F. Bryant , pastor bautista el primero, y pastor metodista el segundo. El movimiento fue bien recibido por otras comunidades de signo protestante contemporáneas a ellos.
Estos pentecostales afirmaban poseer la misma plenitud del Espíritu Santo que los Apóstoles recibieron el día de Pentecostés, junto con algunos carismas también otorgados a los Apóstoles en esa ocasión, en particular los dones de profecía, curaciones y lenguas. Como el resto de sus hermanos protestantes, afirmaban que el Espíritu Santo interviene directamente en la interpretación personal de la Sagrada Escritura. Rechazaban también todos los dogmas, porque sostenían que el Espíritu Santo inspira directamente a los fieles lo que es necesario creer para la salvación ; de allí que en el movimiento no hubiera lugar para ningún tipo de magisterio, porque la piedad cristiana era vivida en forma personal, sin guías jerarquizados pero de manera entusiástica, incluso con emotividad y exaltación extremas.
Era esperable que un movimiento de este género se resolviera en el caos. Esto habría debido abrir sus ojos y hacerles cambiar de camino, porque el Espíritu Santo no produ­ce el caos; en cambio, los pentecostales protestantes explicaron el fenómeno diciendo que la confusión era inevitable en un movimiento vivo y en expansión . Una mirada a los organismos vivos en torno a nosotros les habría debido enseñar que la vida sana se desarrolla armoniosamente y produce cosas buenas, mientras la vida que se desarrolla caóticamente no puede producir más que monstruos y abortos de la naturaleza.
La Iglesia Católica juzgó el movimiento por lo que era, y en el segundo Concilio Plenario de Baltimore (Estados Unidos) los obispos católicos pusieron en guardia a los fieles para no prestarle ningún tipo de adhesión. Prohibieron a los católicos incluso estar presentes, aun por mera curiosidad, en los llamados encuentros de oración.
La Iglesia, sin embargo, no conoció un movimiento así en su interior por siglos, y los católicos se libraron del contagio hasta 1966 , cuando llego a la Iglesia por medio de dos laicos, ambos profesores de Teología en la Universidad de Duquesne en Pittsburg Pennsylvania (Estados Unidos). Se llamaban Ralph Keifer y Patrick Bourgeois; ellos leyeron, releyeron y discutieron los dos libros sobre el movimiento pentecostal protestante: “Cruz y la palanca de cambio” , del pastor Wikerson y “Ellos hablan en lenguas” del periodista J. Sherill.
En su deseo de reencender la llama de la Fe en los estudiantes universitarios, pensaron erradamente que Dios ponía en sus manos un medio providencial. En su lucha contra la apatía y la increencia de los universitarios, tenían necesidad de aquel poder que creían que poseía Wikerson.
Estudiaron o reestudiaron durante dos meses sucesivos; luego releyeron algunos pasajes de la Carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor, 12) y de los Hechos de los Apóstoles que sirvieron como base teológica al movimiento, y por fin se dirigieron a un grupo de oración pentecostal protestante para recibir… El Bautismo del Espíritu.
Y así fue como el 13 de Enero de 1967, en un encuentro de oración, se impuso las manos a Ralph Keifer y a Patrick Bourgeois, que recibieron el Bautismo del Espíritu junto con el don exaltante de “hablar en lenguas” . Su entusiasmo se inflamó; conven­cieron a los estudiantes de que probasen la misma experiencia, y en el siguiente encuentro de oración el mismo Keifer impuso las manos sobre algunos estudiantes, que súbitamente recibieron el Bautismo del Espíritu con varios “dones extraordinarios”.
Desde entonces el movimiento se difundió ampliamente en toda la Iglesia Católica. Ha ganado seguidores incluso entre Cardenales y Obispos , y naturalmente atrae, como una calamidad irresistible, a millares de religiosas , deseosas de experimentar lo que creen ser las emociones del primer Pentecostés.
Pero es necesario subrayar todavía una vez más que no existe un movimiento caris­mático “católico” . El movimiento no es católico, sino protestante. No ha nacido en la Iglesia Católica, sino que fue importado a ella desde las sectas pentecostales protestan­tes, en las cuales nació.
Es protestante hasta la médula: es hijo de la herejía; llamarlo católico significaría decir que puede haber un auténtico movimiento carismático católi­co y un auténtico movimiento carismático protestante, como si el Espíritu Santo pudiera asumir roles diversos según obre en la Iglesia Católica o entre las diversas sectas protestantes.
Aunque durante dos mil años la Iglesia no había conocido ningún Bautismo del Espíritu , y aunque el movimiento provenga de la herejía, el fenómeno se ha extendido como un incendio. ¿Cómo ha podido suceder una cosa así?
La respuesta, pensamos, es ante todo esta: el movimiento carismático promete una conversión inmediata y una inmediata santidad . Además es permisivo especialmente desde el punto de vista moral. ¿Quién renunciaría a tan preciosos dones y a tan poco precio?
Para quienes presentan objeciones, tienen una respuesta pronta y aparentemente convincente: “¿por qué pones objeciones? ¿Acaso no ves que muchos sacerdotes, obispos e incluso cardenales y el Papa respaldan el movimiento? Es claro que no hay ningún mal en ello”. Es evidente que el engaño diabólico escondido en el movimiento carismático ofus­ca a la masa de superficiales que van en busca del éxito clamoroso y de resultados inmediatos, olvidando que el camino de la santidad auténtica y del apostolado eficaz y duradero está hecho de abnegación, silencio, mortificación, humillación, y también de aparentes fracasos: “Si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, no produce fruto” (Jn. 12,24)
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Hay que advertir que si entre los seglares y en algunas religiosas se puede presumir la “buena fe”, no es así en los eclesiásticos que están en situación de comprender el diabólico fraude. Algunos de ellos son demoledores de la Iglesia Católica demasiado conocidos como para no sospechar otra de sus maniobras de destrucción.
El caso del reconocimiento pontificio está relacionado con la buena disposición que existe actualmente para reconocer a los movimientos. Pero aclaremos que al momento de solicitar la aprobación pueden presentarse postulados “para ser aprobados” y luego en el marco de la actual desobediencia que reina en la Iglesia hacer lo que quieran hacer.
Esto es fácil de comprobar al conocer algunos postulados que, como veremos en los próximos capítulos, son insultantes para con Dios, para con los Santos y para con la Iglesia. El Papa jamás aprobaría a un movimiento que tuviera entre sus prácticas “perdonar a Dios” como los carismáticos. Nunca jamás el sucesor de Pedro ha aprobado ni aprobará estas cosas jamás.
Algunos piensan que el propio éxito del movimiento habla a su favor; sostener esto sería un grave error; la historia enseña que todos los movimientos heréticos, particularmente en sus comienzos, recibieron el respaldo entusiasta de muchísimos cristianos, incluso en las alturas de la Jerarquía católica.
Aquí es necesario aclarar que criticar al Movimiento Carismático no es estar contra el Espíritu Santo. ¿Cómo podría ser así?; el Espíritu Santo es la misma alma de la Iglesia, el propio principio de su vida sobrenatural.
Si fuese posible demostrar que procede del Espíritu Santo, el Movimiento Carismático tendría derecho a que todos lo apoyáramos; pero si no es así, entonces estamos obligados a combatirlo hasta su destruc­ción, porque sólo dos pueden ser las fuentes de su existencia: Dios o Satanás.
Si viene de Dios, todos debemos adherirnos a él; si viene de Satanás, todos debemos combatir­lo.
Ahora bien; cuando se lo examina a la luz de la sana Teología, la conclusión inevitable es que el pentecostalismo y por lo tanto el Movimiento Carismático, aunque se autoproclame católico no viene del Espíritu Santo (y por tanto viene de Satanás).

Pretendidos fundamentos escriturísticos

El movimiento busca su justificación sobre todo en los capítulos 12 a 14 de la primera carta de San Pablo a los Corintios. Pero la semejanza entre el movimiento carismático – pentecostal y lo que acaeció en Corinto es sólo superficial; los dos fenómenos concuer­dan únicamente en que ambos pretenden recibir del Espíritu Santo algunos carismas, como el don de lenguas, de curaciones y de profecía. Difieren en el resto.
a) A diferencia del movimiento carismático – pentecostal, en Corinto no hubo Bautismo del Espí­ritu, no hubo imposición de las manos, no hubo tentativas de organizar encuentros de oración o retiros con el fin de distribuir el Espíritu Santo.
b) De las cartas de San Pablo se deduce con evidencia que el fenómeno no estaba generalizado en la Iglesia apostólica, sino que estuvo limitado a Corinto, y que ensegui­da se comprobaron muchos abusos. Por otra parte, no hubo ningún intento por parte de San Pablo o de otro apóstol o discípulo de difundirlo en otros lugares, con el fin de acrecer o sostener la piedad de los fieles. Por fin, los improperios de San Pablo tuvieron el efecto de una ducha fría sobre el movimiento, que de repente desapareció y no se oyó hablar de él en la Iglesia hasta 1966 . Los pentecostales modernos, por su parte, no ahorran esfuerzos para difundir el movimiento en todo el mundo.
c) En Corinto los católicos hablaban “lenguas extrañas” , al revés de los pentecostales que emiten “ sonidos extraños” [mussitationes].
Eran verdaderas lenguas, si bien desconocidas a los presentes. Esto es evidente por la “unánime interpretación de los Padres de la Iglesia” e incluso por los repetidos reproches del mismo San Pablo: “Hay sin duda muchas y diversas lenguas en el mundo y ninguna carece de significado; pero si no entiendo el significado de la lengua seré extranjero para el que habla y el que habla será extranjero para mí” (1 Cor. 14,10).
Además, San Pablo, dice que él mismo posee el don y que lo posee con más plenitud que ellos (1 Cor. 14,19). Y así era justo que fuese, porque debía predicar el Evangelio a diversos pueblos. ¿Cómo habría podido aprender tantas lenguas tan rápidamente? Dios por lo tanto, obró en él el mismo milagro que había obrado en los otros Apóstoles el día de Pentecostés.
Por el contrario, los pentecostales – carismáticos emiten sonidos ininteligibles (mussitationes), y el balbuceo no puede ser lenguaje de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, que es Espíritu de suprema Sabiduría y Verdad.
d) Los pentecostales no tienen en cuenta los consejos de San Pablo, y por lo tanto se vuelven inhábiles para recibir el Espíritu Santo.
De hecho, San Pablo, si bien no prohibe a los Corintios profetizar y hablar en lenguas, repite insistentemente que el don de lenguas es el menos importante entre los carismas, y que no debe buscarse ansiosamente. Cuando se presente el caso auténtico de una persona que habla en lenguas, debe hacerlo con discreción y de manera decoro­sa, y en cuanto no haya nadie que comprenda o ningún intérprete presente, debe callarse.
San Pablo pone en evidencia que el fiel debería ambicionar no estos dones, sino más bien las grandes virtudes de la Fe, de la Esperanza, y de la Caridad. Concluye diciendo que “las mujeres deben callar en la asamblea” , porque no les está permitido hablar, sino que deben estar sujetas, como dice también la ley, porque “es indecoroso para una mujer hablar en la asamblea” (1 Cor 14, 34-35).
Los pentecostales, sin embargo, fundándose insistentemente en la Epístola de San Pablo, no tienen en cuenta los consejos y las normas prescritas en nombre de Dios, volviéndose así inhábiles para recibir el Espíritu Santo y sus dones . De hecho anhelan el don de lenguas y lo consideran como la prueba irrefutable de la efusión del Espíritu Santo. Las mujeres, pues, no sólo hablan en la iglesia, sino que son las más activas en organizar encuentros de oración carismática, en profetizar, en ver señales del Espíritu Santo, en obrar curaciones (de su naturaleza y de su causa se hablará enseguida) y en imponer las manos a todos.
Lejos de escuchar las palabras de San Pablo, los jefes del movimiento hacen todos los esfuerzos para atraer a las mujeres ; ellos intentan justificar su abierta desobediencia a la palabra de Dios afirmando que la prohibición de San Pablo de permitir a las mujeres hablar en la Iglesia fue sugerida a causa de las limitaciones que imponía la cultura en la que vivían. Hoy la cultura ha cambiado radicalmente, y así, pretenden ellos, el mandato de San Pablo no es actual; como de costumbre, los pentecostales carismáticos tergiversan y malinterpretan la Sagrada Escritura para adaptarla a sus propios fines .
La verdad es que en el mundo pagano, en los tiempos de San Pablo, había muchas mujeres que pretendían profetizar y hablar en nombre de los dioses. Pero San Pablo no tiene en cuenta las costumbres y hábitos culturales, sino que apela a la ley de Dios: “como dice la ley” (ibídem) .
¿Cuál puede ser, entonces el verdadero motivo, aunque oculto e inconfesable, de todos los esfuerzos para persuadir a las mujeres de que se adhieran al movimiento? Creemos que sucede porque se percatan de que, por su naturaleza emotiva, las mujeres pueden ser manejadas más fácilmente que los hombres para “creerse” movidas por el Espíritu Santo.
2) Los pentecostales se apoyan también en algunos episodios de los Hechos de los Apóstoles, especialmente en la efusión del Espíritu Santo el día de Pentecostés.
Buscan traer a la mente de todo cristiano aquella gran experiencia mística: “¿por qué -dicen- hay que privar a un cristiano de aquel don incomparable, tan necesario para una vida cristiana ferviente?” .
La respuesta es la siguiente:
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a) En el primer Pentecostés, la experiencia mística y sensible del Espíritu Santo, junto con los carismas de lenguas, de profecía, de curaciones y semejantes, no fue concedida a todos, sino sólo a los Apóstoles y, probablemente, a los discípulos presen­tes en el Cenáculo . Ciertamente no se concedió a los tres mil convertidos que fueron bautizados en aquel día; sin embargo, los Apóstoles hablaban en una lengua, mientras que los oyentes les oían cada uno hablar en su propia lengua. Obviamente los Apósto­les hablaban arameo con su acento galileo, pero la gente les oía hablar en griego, en latín, en parto, en elamita, etc.; evidentemente, es del todo distinto a lo que sucede en los encuentros carismáticos de oración.

b) Los pentecostales se remiten también al capítulo 8 de los Hechos de los Apósto­les, donde se lee que en Samaria el diácono Felipe convirtió y bautizó muchas perso­nas. Cuando los Apóstoles en Jerusalén oyeron lo que había sucedido en Samaria, mandaron a Pedro y a Juan, que a su llegada impusieron las manos sobre los nuevos bautizados, quienes recibieron el Espíritu Santo.
Obviamente se trata del Sacramento de la Confirmación , cuyo ministro ordina­rio es el Obispo. Esta es la interpretación constante de la Iglesia. Felipe, aunque diácono, hacedor de milagros, gran predicador, y que ha­bía administrado el Bautismo, no se atrevió a imponer las manos a sus nuevos bautizados, porque esto estaba reservado a los Apóstoles, que eran Obispos .
3) Otro episodio al que se remiten los carismáticos es la conversión de San Pablo, cuando Ananías le impuso las manos diciéndole: “Saulo, hermano, me ha enviado el Señor; a quien viste en el camino, para que recuperes la vista y te llenes del Espíritu Santo”. Inmediatamente sucedió que se desprendieron de los ojos de Pablo unas como escamas, y comenzó de nuevo a ver (Hech. 9, 17-19).
Los carismáticos insisten en el episodio para justificar la imposición de las manos practicada por ellos. Pero nuevamente estamos ante una interpretación evidentemente errada.
Ananías era probablemente sacerdote y, de todas maneras, no iba imponiendo las manos a la gente para dar el Espíritu Santo; tuvo una visión y un mandato especial para este caso particular : “vete a la calle estrecha y busca en la casa de Judas a uno que se llama Saulo y que viene de Tarso” (Hech. 9, 11). Esto no tiene nada que ver con las pretensiones de los carismáticos.
4) Además hay otros dos episodios a los que apelan los pentecostales:
a) El primero es el episodio referido en el capitulo 19 de los Hechos de los Apóstoles (vv. 1-7), cuando San Pablo encontró en Éfeso doce discípulos de Juan Bautista. Des­pués de haberles instruido sobre Cristo, los bautizó en el nombre del Señor Jesús, y después que “les impuso las manos, el Espíritu Santo descendió sobre ellos y comen­zaron a hablar en lenguas y a profetizar” (Hech. 19, 6). Pero esto es un caso más de administración de la Confirmación por parte de San Pablo, que era Obispo.
b) Otro episodio es la conversión a la Fe de Cornelio y de sus familiares: “mientras Pedro hablaba todavía, el Espíritu Santo descendió sobre los oyentes. Los fieles judíos que habían acompañado a Pedro se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo pudiese infundirse también sobre los paganos, toda vez que les oían hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios” (Hech. 10, 44-46).
Una vez más es preciso rebatir con firmeza que esto constituya una justificación del movimiento carismático. San Pedro no fue a Cesarea para imponer y conferir el Espíritu Santo; fue llevado hasta allí a través de una revelación especial, y el Espíritu Santo descendió mientras les hablaba para instruir a los oyentes sobre Cristo y sobre su misión. Dios obró un gran milagro , incluso antes que Cornelio y los suyos fueran bautizados, porque eran los primeros gentiles en ser acogidos oficialmente en la Iglesia y se necesitaba que le quedase bien claro a todos los cristianos judíos, tan convenci­dos de la idea de que nadie fuera del pueblo elegido podría entrar en el reino mesiánico, de que a partir de entonces los gentiles serían invitados a participar de los beneficios de la Redención.
De vuelta a Jerusalén, San Pedro fue ásperamente criticado por los judíos por lo que había hecho en Cesárea, pero él se defendió de sus acusadores con estas escuetas palabras: “si, pues, el mismo don otorgó Dios a ellos que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿yo quién era para poner vetos a Dios?” (Hech. 11,17).
Fuera de estos textos citados, casi esporádicos, no hay ninguna otra prueba de que semejante efusión externa del Espíritu Santo haya tenido lugar en la Iglesia Apostólica, ni siquiera, como ya se ha subrayado, el día de Pentecostés, cuando después de la predicación de San Pedro tres mil personas fueron bautizadas.
Además, Cristo jamás prometió tales experiencias místicas y dones extraordinarios a los cristianos, ni dio disposiciones para transmitirlos por medio de ritos particulares. Más exactamente, Él instituyó el Sacramento de la Confirmación, que la Iglesia siempre ha administrado y a través del cual cada cristiano participa en la efusión del Espíritu Santo.
La Confirmación, sin embargo, no confiere el Espíritu Santo con signos externos y milagros, tan ajenos al Espíritu de Cristo, sino silenciosamente y de manera misteriosa , como los otros Sacramentos.
Durante sus dos mil años de vida, la Iglesia Católica jamás ha conocido el “Bautismo del Espíritu”, tal como nos lo quieren enseñar los pentecostales carismáticos; sino que ha enseñado, infaliblemente, desde el Concilio Ecuménico de Florencia (1439) que la Confirmación es el Pentecostés de todo cristiano; las palabras del Concilio son: “en la Confirmación el Espíritu Santo se da para fortificar al fiel lo mismo que fue dado a los Apóstoles el día de Pentecostés” (Denz. 697)

El Bautismo del Espíritu

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Como ya se ha dicho, el “pentecostalismo” y el “carismatismo” eran desconocidos en la Iglesia, habiendo nacido en el siglo XIX entre las sectas protestantes. Los dos seglares católicos Ralph Keifer y Patrick Bourgeois, que lo Introdujeron en la Iglesia Católica, recibieron el Bautismo del Espíritu de las manos de pentecostales protestantes; por lo tanto, su acción fue un insulto a la verdadera y única Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y en consecuencia, una auténtica apostasía.
Ellos, con su acción, si no con las palabras, declararon que la Iglesia Católica no estaba capacitada para darles el Espíritu Santo por medio de los Sacramentos, los sacramentales, las bendiciones, el Sacrificio de la Misa, la Comunión, los retiros, las peregrinaciones, etc. Por eso se sintieron constreñidos a buscarlo fuera, entre los pentecostales protestantes, donde se encontraría fácilmente.
Ahora bien, ¿cómo podía el Espíritu Santo comunicarse a tales personas? Si fuera así, esto implicaría que la Iglesia Católica no tiene el derecho a decir que es la única y verdadera Iglesia de Cristo; por consiguiente, si lo que afirma el Movimiento Carismático es cierto, todo católico debería abandonar la Igle­sia y unirse a los pentecostales protestantes, que fueron henchidos del Espíritu Santo mucho antes que la Iglesia Católica supiera algo de ello.
¿Cómo puede un católico buscar al Espíritu Santo en una Iglesia no católica, sin negar implícitamente la unicidad de la Iglesia Católica?
Si el considerado Bautismo del Espíritu fuese verdadero, sería en realidad un “Super sacramento” , instituido, sin embargo, no por Cristo sino por los hombres. Naturalmente, los pentecostales “católicos” niegan que sea un sacramento, pero esto se debe a la confusión e inseguridad que invaden toda su enseñanza doctrinal. Insisten en la “experiencia” y no están completamente seguros de la “doctrina”. En esto los pentecostales protestantes son mucho más coherentes: rechazan el Bautismo de los niños y la Confirmación de los adolescentes, y en su lugar predican un bautismo de fe para los adultos, que debe ser seguido por el verdadero Bautismo del Espíritu.
Pero los pentecostales católicos no se atreven a rechazar estos Sacramentos, por­que sería una palmaria herejía; sin embargo, a duras penas aluden a ellos en sus ense­ñanzas, y aquí y allá hacen afirmaciones sorprendentes, ajenas a la Fe. Tómese por ejemplo lo que dicen Kevin y Dorothy Ranaghan en el libro “Pentecostales católicos” , que se considera uno de los clásicos del movimiento:
“El Bautismo del Espíritu Santo es una parte fundamental de nuestra iniciación cristiana. Para los católicos, esta experiencia es una renovación, que hace nuestra iniciación concreta y explícita”. Es difícil sondear la profundidad de los errores contenidos en estas líneas, pero aún así, pueden ser detectados. En primer lugar, en esta afirmación se supone que el Bautismo del Espíritu tiene un significado distinto según se sea católico o protestante, y por lo tanto habría un Bautismo del Espíritu para los protestantes y otro para los católicos.
Además, si “el Bautismo del Espíritu Santo es una parte fundamental de nuestra iniciación cristiana” , se sigue de ello que nadie es auténtico cristiano si no lo ha recibido, porque le faltaría algo fundamental en la vida cristiana. Las conclusiones serían verdaderamente sorprendentes: San Agustín, Santo Tomás de Aquino, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Avila, San Francisco Javier, Santa Teresa de Lisieux, San Pío X, todos los papas y los buenos cristianos anteriores a 1966, y posteriormente todos aquéllos que rehusan recibir el Bautismo del Espíritu o que simplemente no lo han recibido, no serían auténticos cristianos , ya que estuvieron privados de algo fundamental en la vida cristiana.
Esto implicaría también que habría una cristiandad dentro de la cristiandad , una raza elegida dentro del pueblo de Dios. Implicaría incluso que durante dos mil años la Iglesia Católica habría privado a sus hijos de la plenitud del Espíritu Santo . Se habría comportado con ellos como una madrastra indigna, hasta que los pentecostales trajeron la plenitud del Espíritu Santo al seno de la Iglesia.
¿Quién podría medir las dimensiones de este necio y subyacente orgullo?
Los pentecostales católicos niegan que el Bautismo del Espíritu sea un sacramen­to, pero su negación la contradicen los hechos. Un sacramento, en realidad, es un signo externo que produce la gracia. Ahora bien, el llamado “Bautismo del Espíritu” tendría todos los elementos constitutivos de un sacramento: la imposición de las manos seria el signo externo; la invocación al Espíritu Santo sería la forma; la efusión del Espíritu sería el efecto. Pero hay más. Si el “Bautismo del Espíritu” fuese verdadero, no seria un simple sacramento, sino un “Super sacramento”, muy superior a los otros siete reconocidos por la Iglesia, porque: a) no produciría simplemente la gracia, sino una efusión de ella semejante en plenitud a la producida el día de Pentecostés; b) además no produciría solamente la gracia en el alma, sino también una milagrosa efusión externa; c) por último, no produciría solamente la gracia interna y externa, sino que conferiría también dones milagrosos, como el don de curaciones, de profecía, de lenguas, etc.

TODO ESTO, NATURALMENTE, ES CONTRARIO A LA FE.

De pasada se puede observar que los carismáticos no se muestran muy interesados en los siete dones del Espíritu Santo, que se dan a todos los cristianos en el Bautismo y en la Confirmación: los dones de Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Cien­cia, Piedad y Temor de Dios. Es más, incluso en el caso de algunos sacerdotes como el P. Darío Betancourt, uno de los líderes del movimiento en América, los dones del Espíritu Santo adquieren características nuevas y plagadas de mentiras.
Pero los verdaderos dones del Espíritu Santo, son mucho más deseables que los secundarios, como la sanación, la profecía, el don de lenguas etc., los cuales no son necesarios ni para la salvación ni para conseguir un alto grado de santidad, y que incluso podrían terminar en una terrible trampa, en cuanto podrían conducir al orgullo espiritual.
Si lo que los pentecostales afirman del Bautismo del Espíritu fuese verdad, ¿dónde habría que colocar la Confirmación en la vida cristiana?
Los pentecostales católicos o Renovación carismática, evitan la cuestión, y como no quieren negar abierta­mente la Confirmación, la ponen aparte. Ranaghan, en el libro citado “Pentecostales católicos” , propone la cuestión en estos términos: “Se puede estar más seguro de lo que quiere decir estar bautizado en el Espíritu Santo, que de lo que quiere decir estar Confirmado”.
¡No saben lo que quiere decir estar confirmado! Sin embargo la enseñanza inmemo­rial de la Iglesia es la infalible declaración del Concilio de Florencia en 1439, a saber: que “la confirmación es el Pentecostés de todo cristiano” . Incluso —como veremos más adelante— algunos, como el ya mencionado Padre Darío Betancourt, afirman que aunque se recibe el Espíritu Santo en la Confirmación y en el resto de los Sacramentos, EL ESPÍRITU SANTO ESTÁ COMO LIGADO, FRENADO HASTA QUE EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU DE LOS CARISMÁTICOS, LO LIBERA DE NUESTRO INTERIOR Y LO HACE SURGIR.
El dilema es por lo tanto inevitable: o el Bautismo del o en el Espíritu es verdadero y la Confirmación es falsa, o por lo menos no necesaria; o la Confirmación es verdadera y el Bautismo del Espíritu es falso.
No pueden ser verdad las dos cosas.
Si un laico, hombre o mujer, o una religiosa, al imponer las manos, pueden impartir el Espíritu Santo junto con algunos poderes milagrosos, ¿qué necesidad tenemos de los obispos o de los sacerdotes? ¡NINGUNA! Los pentecostales protestantes no tienen necesidad de ellos; ¿por qué habríamos de tenerla los católicos? Cualquiera podría objetar que esto es llevar las cosas demasiado lejos. Además, los carismáticos dicen: “¿Qué hay de malo en la imposición de las manos? ¿Es que cada cual no puede imponer las manos e invocar al Espíritu Santo?”.
A la primera objeción se responde que esto no es llevar las cosas demasiado lejos, sino su lógica conclusión. Desgraciadamente los pentecostales siguen la “experiencia” y no la “lógica” , y esto les vuelve sordos a la voz de la razón. A la segunda objeción se responde que todos son libres para invocar al Espíritu Santo, pero no lo son para imponer las manos con el fin de introducir a los fieles en el camino al que quieren llevarles. Imponer las manos denota autoridad : Los Patriarcas del Antiguo Testamento impo­nían las manos a sus hijos para bendecirles. Cristo imponía las manos sobre los Após­toles para conferirles el Espíritu Santo. Los Apóstoles a su vez, y después de ellos los Obispos y los Sacerdotes, imponen las manos para consagrar y confirmar.
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Pero ¿qué autoridad tiene un laico para imponer las manos sobre otro laico, o lo que es peor, sobre un Sacerdote, o sobre un Obispo o un Cardenal? ¿Quién les ha dado esa autoridad?

NO CRISTO, que ha establecido el Sacramento de la Confirmación para conferir el Espíritu Santo; NI LA IGLESIA, que no sabe nada del Bautismo del Espíritu; NI EL MISMO ESPÍRITU SANTO , puesto que no hay pruebas en la Escritura o en la Tradición de que haya conferido tal autoridad.
Y no se objete que es un simple gesto que cualquiera puede hacer: no es un simple e inútil gesto. Es un intento de acción “sacramental” , porque se hace una petición fantástica (casi se podría decir sacrílega) para que, por medio de ese gesto, se produzca una efusión extraordinaria del Espíritu Santo, con experiencia mística y carismas muy superiores a los que pueden producir los Sacramentos del Bautismo, de la Confirmación, del Orden, y verdaderamente de cualquier otro Sacramento.
Los carismáticos dicen que la efusión milagrosa del Espíritu Santo se debe a la fe: ¿es que no ha dicho Cristo que dondequiera que se reúnan dos o tres en su nombre, Él estaría en medio de ellos? ¿No ha afirmado también que cualquiera que tuviese fe como un grano de mostaza, sería capaz de obrar grandes milagros? ¿Por qué maravillarse entonces, si los carismáticos obran cosas extraordinarias? La afirmación suena bien cuando no se examina de cerca. Pero en realidad Cristo prometió que estaría entre aquellos que se hallaran reuni­dos en su nombre, pero tiene que ser en su nombre , esto es, entre aquellos que se reúnen para pedir lo que agrada a Dios. Ahora bien, Dios jamás ha prometido tales experiencias místicas, ni éstas son de ningún modo necesarias para nuestra santificación . Dios nos pide hacer uso de todos los medios ordinarios puestos a nuestra dispo­sición: Confesión, Sacrificio de la Misa, Comunión, otros Sacramentos, etc.
En realidad la búsqueda de la experiencia extraordinaria implica que los carismáticos no creen en el poder de los Sacramentos. Ellos ni siquiera creen en la presencia del Espíritu Santo, a menos que, como Tomás, lo sientan y lo toquen ; y esto quedará certificado con las palabras del Padre Darío Betancourt, como veremos más adelante. Aquí son oportunas las palabras de Cristo: “¡porque me has visto, has creído! Bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Jn. 20, 29). Parece que los pentecostales carismáticos han olvidado esta enseñanza de Cristo.

Examen de los pretendidos carismas

EL DON DE SANACIÓN: – Al oír a los pentecostales o carismáticos o de la renovación carismática o en el espíritu, parece que estuvieran caminando sobre una alfombra esmaltada de innumerables milagros, que exhiben como prueba segura del origen divino del movimiento. Sin embargo, para aceptar como auténticas las curaciones milagrosas se requieren tres condiciones:
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a) Que se excluyan todas las causas naturales capaces de obrar una curación súbita, lo que no sucede por ejemplo en las curaciones milagrosas reales o verdaderas del cáncer o en la resurrección de los muertos.
b) Que el supuesto milagro se someta a un examen atento por parte de médicos, científicos y teólogos , como sucede por ejemplo en los milagros de Lourdes o en los que se atribuyen a la Virgen y a los Santos.
c) Que la sentencia final sea dada por la autoridad competente.
Ahora bien, estas tres condiciones no se dan en el Movimiento Carismático o Renovación Carismática. Ellos creen en los milagros por el simple testimonio de quienes dicen recibirlos ; algunos “milagros” son de naturaleza trivial, otros de naturaleza psicológica, otros no duran permanentemente. Además sería necesario examinar las causas de cada milagro en particular.
Hay tres posibles causas:
1) Dios: pero en este caso hay que establecer que son verdaderos milagros, y en tal caso no debe haber ninguna traza de orgullo, de ostentación o de autosatisfacción, muy presentes en el movimiento carismático.
2) Procesos psicológicos: Por ejemplo, se pone un gran énfasis en el hecho de que algunos convertidos han abandonado su costumbre de beber; pero es notorio que los miembros de Alcohólicos Anónimos logran resultados similares por medio de la ciencia profana y con tratamientos que incluyen técnicas psicológicas, sin ningún recurso al “espíritu” invocado por los carismáticos.
3) El demonio: – Puede, también él obrar algunos “prodigios”, especialmente en una atmósfera cargada de emotividad, atmósfera que es la buscada en esos encuentros multitudinarios, que duran varias horas y donde se relatan testimonios y anécdotas, con fondo de música percusiva, sincopada y fuerte; y el orador a los gritos . Ante estas circunstancias se producen fenómenos de tipo psicológico, a partir de los cuales incluso se llega a una disociación de conciencia tan extrema que se liberan hormonas relajantes y que adormecen, explicando así las desapariciones de síntomas de dolor, aunque no disminuyan en nada las enfermedades.
El mismo Cristo nos ha puesto en guardia sobre esta posibilidad, por cuanto nos ha avisado que vendría un tiempo en el que los falsos profetas obrarían “milagros” o “prodigios” para engañar, si fuese posible, hasta a los elegidos. Como el movimiento carismático se basa en falsas premisas doctrinales, le es fácil al demonio infiltrarse y extraviar a las almas.
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EL DON DE LENGUAS – Aunque ya hemos dicho algo de este argumento cuando examinamos la primera carta de San Pablo a los Corintios, podemos añadir alguna consideración, puesto que los carismáticos – pentecostales aprecian muchísimo este “don”.

Hasta hace poco tiempo ellos lo han considerado como la prueba definitiva de la efusión del Espíritu Santo. Esto implica como consecuencia que al recibir los Sacramentos nosotros no podamos estar seguros de haber recibido el Espíritu Santo, toda vez que no hay ningún fenómeno externo; ni siquiera en Sacramentos como el Bautismo, la Confirmación y el Orden, que han sido instituidos justamente para conferir una especial efusión del Espíritu Santo. En los Sacramentos, en efecto, nuestra única garantía es la fe sincera en la promesa de Cristo, atestiguada por la infalible autoridad de la Iglesia, aunque esta fe no se apoya casi nunca en el sentimiento o en la experiencia.
Contrariados por tales objeciones, los pentecostales católicos dejaron de considerar estos dones como la prueba de la efusión del Espíritu Santo. Ante tales contradicciones, ¿qué debemos pensar? ¿Con qué autoridad establecen ellos los criterios de su fe? ¿Les indujo primero el Espíritu Santo a creer que el don de lenguas es la prueba definitiva, y después que no lo es? ¿Puede el Espíritu Santo estar sujeto a tales contra­dicciones?
Y si consideramos la naturaleza del “carisma”, nuestra perplejidad no puede más que aumentar, porque las lenguas que dicen hablar los pentecostales – carismáticos no son de hecho len­guas humanas . Son lenguas extrañas, simples balbuceos de sonidos ininteligibles, (que algunos han llegado a afirmar que era la “lengua o lenguaje de los ángeles”) a los que se llama glosolalia. Ya hemos notado que las “lenguas extrañas” de que se habla en los Hechos de los Apóstoles y en la primera carta a los Corintios eran verdaderas lenguas, si bien desconocidas en su mayor parte a los pre­sentes.
Los pentecostales, sin embargo, dan una explicación y hablan de la posibilidad de orar ” no objetivamente, de una manera pre-conceptual” . Esta es la definición dada por Le Renouveau Charismatique (ver Lumen Vitae, Bruselas 1974):
“La posibilidad de orar no-objetivamente, de una manera pre-conceptual, tiene un valor considera­ble en la vida espiritual. Permite expresar con medios pre-conceptuales lo que no puede ser expresado conceptualmente. La oración en lenguas es a la oración normal como la pintura abstracta, no representativa, es a la pintura ordinaria. La oración en lenguas requiere un tipo de inteligencia que tienen hasta los niños”.
En primer lugar, no existe nada semejante en la Tradición de la Iglesia, en la ense­ñanza de los grandes maestros del espíritu y de los grandes místicos de la Iglesia. Y aunque Cristo ha enseñado a los Apóstoles y a los primeros discípulos a orar y ha dado hasta una fórmula con la cual expresar las propias peticiones, Él jamás ha orado de manera “pre-conceptual” y “no objetiva”, ni ha enseñado a sus discípulos a hacer algo así. Este género de oración implica que los murmullos no corresponden a la realidad objetiva, puesto que son no objetivos, y que el Espíritu Santo es incapaz de expresar la realidad divina en el lenguaje racional. PERO TODO ESTO ES FALSO . Los Profetas, Cristo, los Apóstoles y después los Santos en el curso de veinte siglos, inflamados en el Espíritu Santo, fueron capaces de expresar la más alta Verdad en lenguaje humano . La expresión, lógicamente, es inferior a la realidad, pero esto no se debe al uso de un lenguaje “no objetivo” o “pre-conceptual”, sino al hecho de que cuando el hombre habla de la realidad divina, necesariamente se expresa de forma analógica.
A este argumento de los carismáticos, además, sería necesario plantearle ulteriores interrogantes. Por ejem­plo; ¿podría ser que, lejos de ser un don del Espíritu Santo, el “hablar en lenguas” [mussitationes] fuera un fraude o una manifestación de procesos psíquicos debidos a una explosión emotiva? Se puede añadir que hay, al menos en algunos casos, otra posible fuente: Satanás, que intenta engañar a los hombres remedando los milagros del primer Pentecostés.
Otro fenómeno que hay que juzgar desfavorablemente es la multiplicación de este milagro. Uno de los jefes del carismatismo francés en 1978 decía que “en Francia el 80% de los carismáticos pentecostales habla en lenguas” (Le Figaro, 18 de Febrero 1978).
¿Así es que los milagros suceden con esa frecuencia?

Indiferentismo religioso

Como ya hemos recordado, el movimiento carismático “católico” pentecostal fue importado del pentecostalismo protestante. Los pentecostales católicos lo han reconocido agradeci­dos, y han llegado a considerar como auténtico el movimiento pentecostal de los pro­testantes. Era lógico que fuera así, pues de otra manera caerían en abierta contradicción con sus propios orígenes; en consecuencia, celebran sus encuentros de oración con los protestantes de cualquier denominación y sin distinciones.
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En estos encuentros, cualquiera que haya recibido el don de ser “guía” puede impo­ner las manos sobre cualquiera, sin preocuparse de la Iglesia o de la secta a que perte­nezca. Todos reciben dones supuestamente del Espíritu Santo, hablan en lenguas, interpretan, profetizan y sanan.

Las diferencias doctrinales no son una barrera. Y así los católicos, que deberían sostener que solamente ellos poseen la Verdad plena, no intentan iluminar a sus herma­nos protestantes con la plenitud de la Verdad que sólo se puede encontrar en la lglesia Católica. En cuanto a los protestantes, lejos de admitir las justas pretensiones de la Iglesia Católica, lo cual debería ser el resultado lógico de una auténtica efusión del Espíritu Santo, afirman experimentar un conocimiento más claro de la doctrina de sus respectivas denominaciones protestantes.
Tanto los carismáticos “católicos” como los protestantes afirman trabajar, con rapidez y en espíritu de caridad y de mutua comprensión, por la unidad, que es la mira del movimiento ecuménico. Las cuestiones doctrinales no se discuten, porque (como ellos dicen) buscan la unidad a “UN NIVEL MÁS PROFUNDO”.
Con lo de “nivel más profundo” intentan decir “nivel emotivo” , que confunden con el “amor sobrenatural”. Sin embargo, el nivel emotivo es el más falaz.
Sólo la Verdad es el nivel más profundo, y en él la unidad es posible porque Cristo vino a dar testimonio de la Verdad, rechazando todas las componendas con el error y la ambigüedad. Él ha dado su vida por la Verdad; si la Verdad no es aceptada y confesada plenamente, el amor sobrenatural y la unidad son imposibles.
El movimiento carismático, por tanto, está destinado a hacer naufragar la esperanza del ecumenismo, ya que ninguna unión será posible en tanto nuestros hermanos protestantes —o de otras confesiones— no acepten la plena potestad de fe y de gobierno de la Iglesia Católica.
Es notorio también que algunos jefes carismáticos han hecho afirmaciones, y han tomado posiciones, que difícilmente se pueden conciliar con la doctrina católica. Así por ejemplo, Kevin Ranaghan (quien junto con su mujer Dorothy ha recibido el Bautis­mo del Espíritu , ayuda al Card. Suenens a organizar el movimiento en todo el mundo, y ha escrito “Pentecostales Católicos” , que se considera un clásico en el tema) con ocasión de la Encíclica Humanae Vitae (1968) sostiene, contra la enseñanza del Papa Paulo VI, el derecho al control de los nacimientos.
¿Cómo podría el Espíritu Santo inspirar una cosa al Papa y otra a Kevin Ranaghan?
¿O quizás él tenía razón y el Papa estaba equivocado?
Todavía más: en la página 4 de su libro “Pentecostales Católicos”, Kevin, citando “La Cruz y el puñal” de David Wilderson, escribe:
“estas palabras muestran claramente que Cristo recibió el Espíritu para que pudiese ser Mesías y Señor” .
¡Sin embargo, esto es una herejía! Porque Cristo no recibió el Espíritu Santo para ser Mesías y Señor, sino que era las dos cosas desde su concepción, a causa de la Unión Hipostática.

INCREÍBLEMENTE, ES LO QUE TAMBIÉN AFIRMA EL PADRE DARÍO BETANCOURT COMO VEREMOS MÁS ADELANTE, Y QUE LO HACE CAER EN LA HEREJÍA.

Tómese también la afirmación de la página 250, relativa a los promotores de una “auténtica vida de Fe” . Kevin cita no sólo a San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola y San Francisco de Sales, sino también a Joaquín de Fiore (cuyos errores fueron condenados en 1215), George Fox (fundador de los cuáqueros protestantes), John Wesley (fundador de los metodistas) y el ¡Telepastor Billy Graham!
Por ello, según Kevin Ranaghan,
“el Espíritu Santo no hace diferencia entre la Iglesia Católica y las varias denominaciones protestantes, sino que trabaja igualmente en todas, despreocupándose de lo que creen y enseñan.”

Demolición de la ascética cristiana

Si pasamos de la teología especulativa a la ascética, tal como ha sido enseñada y vivida por los Santos, descubrimos que el movimiento carismático no sólo está privado de los requisitos fundamentales de una verdadera ascensión a Dios, sino que incluso le es perjudicial.
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Arruina la humildad y favorece el orgullo – La humildad es el fundamento y la fuente de todas las virtudes; el orgullo es la fuente de todos los pecados; la humildad es la virtud de Cristo, de María Santísima y de los Santos; el orgullo es el vicio de Satanás y de sus secuaces. El orgulloso está lleno de seguridad en sí mismo y de autoconfianza, busca lo sensacional y lo ostenta como virtud; el humilde, en cambio, busca el último puesto, evita lo sensacional y extraordinario, tiene miedo de engañarse y se considera indigno de los dones extraordinarios. Si Dios le da estos dones, los acepta con temor y temblor, incluso pide al Señor que se los quite y le lleve por la vía ordinaria; los esconde lo más posible, y si a veces, constreñido por la obediencia, debe hablar, lo hace con extrema repugnancia y reserva.

Es exactamente lo opuesto de lo que les sucede a los carismáticos: desean dones extraordinarios, particularmente los que impresionan los sentidos, como el don de lenguas [mussitationes], el de su interpretación, y el de curación.
Mientras el humilde implora “¡No a mí, Señor, no a mí!”, el pentecostal se pone en primer lugar con atrevimiento y dice con los hechos, sino con las palabras: “Heme aquí, Señor; haz que yo tenga la experiencia mística de Tu presencia, que hable lenguas, que yo tenga el poder de conferir el Espíritu Santo en el momento y ocasión que considere oportuno, que yo profetice, que yo cure a las personas en cualquier parte” .
Y cuando cree haber recibido el Bautismo del Espíritu, el carismático prosigue con atrevimiento imponiendo las manos, clamando al Espíritu Santo y confiriéndolo; y sí alguna vez el Espíritu “se retrasa”, él insiste histéricamente: “¡Espíritu Santo, baja, tienes que bajar!”.
Expone al alma al autoengaño – Alimentando un morboso deseo de lo sensacional, el movimiento crea una atmósfera sobrecargada de emoción, y que, por lo tanto, expone al autoengaño; declara, en efecto, que la experiencia personal es la suprema prueba de la efusión del Espíritu Santo.
Sin embargo esto es contrario a la enseñanza de Cristo, que dijo que el cumplimiento de la Voluntad de Dios es el único criterio seguro de estar en la vía de la salvación: “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre Celestial, este entrará en el Reino de los Cielos” (Mt. 7,21)
Frecuentemente, ¡qué penoso y difícil es hacer la voluntad de Dios! El corazón está seco, la voluntad es débil y la carne molesta; sin embargo, hacer la voluntad de Dios en estas circunstancias, es gran perfección.
Jesús llegó hasta a excluir que los dones extraordinarios fueran un signo seguro de salvación, mientras que los pentecostales y carismáticos los consideran como una prueba irrefutable de la autenticidad de su experiencia. Estas son las palabras de Jesús: “muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor; ¿es que no hemos profetizado en tu nombre y no hemos expulsado los demonios y hecho milagros en tu nombre? Entonces les diré: ¡No os conozco, alejaos de mí, obradores de iniquidad!” (Mt 7 22 23)
La experiencia, siendo muy subjetiva y la más débil de todas las pruebas, está extremadamente expuesta al autoengaño. Basta estar presente en los momentos culminantes de los encuentros de oración de los carismáticos. Lo que sucede muy frecuentemente en estos momentos es desconcertante, y en lugar de inducir al espectador honesto a reconocer la presencia de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, le induce a temer que otro “espíritu” esté en medio de ellos, espíritu que goza al poder engañar tan fácilmente a los hijos de los hombres y conducirlos sin esfuerzo a un reino donde Cristo no reina.
En tomo a este aspecto del movimiento carismático, he aquí lo que escribe un autor francés, Henri Caffarel: “sería inútil recoger aquí ejemplos, pero es claro que normal­mente, por la excitación que domina en esta asamblea, se está muy cerca del histeris­mo colectivo y los jefes son evidentemente incapaces de canalizar las explosiones emotivas. En algunos casos no se puede estar seguro de sí se está todavía en los límites de una auténtica vida cristiana, o si ya se roza la superstición y la magia. El Maligno, ciertamente… ¡recoge su cosecha!” No es difícil comprender que estas asam­bleas amenacen seriamente la fe de las personas, su vida espiritual y su equilibrio psíquico. También se comprende que den origen a falsos profetas y sanadores, como aquellos de quienes habló Cristo cuando dijo: “Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros con vestiduras de corderos, pero por dentro son lobos rapaces’ (Mt.7,15)” .
Todavía más: Ralph Martin, director del Movimiento Carismático, en su libro “A me­nos que el Señor construya la Casa ”, expone el problema en términos más sangrantes: “demasiados van más allá de los límites de la moralidad, ya que se crean relaciones personales entre sacerdotes, religiosas y laicos que tristemente degeneran del plano espiritual a un nivel puramente natural y sensual. El ágape degenera en el eros”.
No pocas veces la Imposición de Manos de los Carismáticos culminó en lascivas y lujuriosas situaciones de toqueteos sexuales.
Es contrario a la experiencia de quienes han vivido espiritualmente – La enseñanza y la práctica de los carismáticos – pentecostales contradice el ejemplo de los Santos, parti­cularmente de los grandes místicos, (a pesar de citarlos constantemente como inspiradores de las técnicas que ellos ponen en marcha). Los Santos constantemente temían ser engañados por el demonio, desdeñaban los fenómenos extraordinarios, y pedían al Señor con insistencia el mantenerlos en la vía ordinaria.
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Para evitar autoengañarse, se confiaban ordinariamente a expertos directores espi­rituales, y frecuentemente recibían ayuda providencial del mismo Dios. Les declaraban hasta los más insignificantes sentimientos de su corazón y obedecían heroicamente a lo que les mandaban. ¿Se puede imaginar a Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Ávila, San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola, recorriendo el mundo haciendo ostenta­ción de sí mismos, en su reconocido carácter de auténticos dispensadores del Espíritu Santo?
La enseñanza y la práctica carismática contradicen también la explícita enseñanza de los grandes maestros de la vida espiritual y de los Doctores de la lglesia, que constante y unánimemente enseñan que las verdaderas virtudes que hay que pretender son la humil­dad, la mortificación, el amor de la humillación, el aniquilamiento de sí mismo, la vida escondida, el evitar la singularidad y la ocasión, para que el orgullo no nazca en el corazón.
San Juan de la Cruz resume así esta doctrina: “POR TANTO DIGO QUE DE TODAS ESTAS APRENSIONES Y VISIONES IMAGINARIAS Y OTRAS CUALESQUIERA FORMAS O ESPECIES (…) AHORA SEAN FALSAS DE PARTE DEL DEMONIO, AHORA SE CONOZCAN SER VERDADERAS DE PARTE DE DIOS, EL ENTENDIMIENTO NO SE HA DE EMBARAZAR NI CEBAR EN ELLAS, NI LAS HA EL ALMA DE QUERER ADMITIR NI TENER PARA PODER ESTAR DESASIDA, DESNUDA, PURA Y SENCILLA” (Subida al Monte Carmelo. Lib II. Cap. 16).
Es exactamente lo opuesto de lo que hacen los carismáticos.
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Los carismáticos abandonan la Cruz – El movimiento se concentra en la celebración de la “alegría” del espíritu. No hay lugar en el movimiento para la agonía del Getsemaní, los tormentos de la Pasión, las noches del alma que resaltan en la vida de los Santos; como la noche tan profunda que arrancó de los mismos labios de Cristo el grito de indecible dolor: “¡Dios mío, Dios mío! ¿Porqué me has abandonado?” (Mt. 27,46).

Los carismáticos deberían saber que la santidad no consiste en la alegría, sino más bien en el sufrimiento. Cristo ha llevado a sus Santos, particularmente a los grandes místicos, a las alturas de la santidad no precisamente por el camino de la alegría, sino por un inenarrable dolor, porque la esencia del amor no es la alegría, sino el sufrimiento: “quien quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mt. 16,24)
La auténtica celebración de la alegría está reservada para el cielo.
Es indicio de mayor perfección decir “que se haga tu Voluntad” en la agonía de Getsemaní, que en la alegría de Pentecostés.
El Movimiento Carismático contradice el Concilio Vaticano II: en efecto, este enseña que los “dones extraordinarios no hay que pedirlos temerariamente, ni hay que esperar de ellos con presunción los frutos de los trabajos apostólicos” (Lumen Gentium, 12). Parece que estas palabras han sido inspiradas por Dios como una pre-condena de un movimiento que surgió inmediatamente tras el Concilio.

Conclusión

Hemos examinado, con objetividad y sinceridad, el Movimiento Carismático desde distintos puntos de vista, y lo hemos encontrado frágil, contradictorio, erróneo y pernicioso. Pero en medio de la multitud, el clamor, el dinero que movilizan y el alboroto suscitados por el Movimiento, es difícil hacer prevalecer la voz de la recta razón.
Vivimos una época delirante, en que la enseñanza y la tradición de la Iglesia son abiertamente atacadas o postergadas con desprecio. Parece que han llegado los tiempos profetizados por San Pablo a Timoteo: “cuando no soportarán la sana doctrina, antes a medida de sus concupiscencias tomarán para sí maestros sobre maestros, con la comezón de oídos que sentirán, y por un lado desviarán sus oídos de la verdad y por otro se volverán hacia las fábulas” (2 Tim. 4,3-5)
San Pablo nos invita a examinar todo, a retener lo bueno, a rechazar lo malo.
A LA LUZ DE LA SANA TEOLOGÍA Y LA TRADICIÓN, EL MOVIMIENTO NO SE CALIFICA COMO COSA BUENA: PARTE DE PRETENSIONES FANÁTICAS, MINA LA FE, INDUCE A LAS ALMAS A UN FALSO MISTICISMO, Y LAS CONDUCE A TRAVÉS DE LA CREDULIDAD Y EL ORGULLO OCULTO, A SATANÁS .
Por tanto está plenamente justificado el juicio del Arzobispo Robert Dwyer, cuando dijo: “Juzguemos el Movimiento Carismático como una de las orientaciones más peligrosas de la Iglesia en nuestro tiempo, estrechamente ligado en espíritu con otros movimientos destructivos y separadores que amenaza con grave daño a su unidad y a innumerables almas” (Christian Order, mayo 1995, pág. 265).
Autores varios Revista SI SI NO NO Ed. It
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47 comentarios leave one →
  1. Carlos Néstor García Montaño PERMALINK
    31 de enero de 2014 4:51 PM
    Queridos hermanos : un esfuerzo en orientar la doctrina muy importante. Esta tarea es formidable. Una cosa es ser alegres y otra cosa, caer en la herejía !
    Muchas gracias. Carlos Néstor
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  2. Codreanu PERMALINK
    1 de febrero de 2014 12:15 AM
    Este movimiento originalmente siempre fue Protestante, y ahora ha sido adoptado Como Católico por la nueva Iglesia apóstata modernista producto del Conciliábulo VII
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  3. Jorge PERMALINK
    6 de marzo de 2014 12:30 PM
    Es lamentable leer cómo quienes deberían ser luz a los pies de los demás y recordar que nuestro señor Jesucristo clamó: “Padre, que todos sean uno, como yo soy uno contigo”, vengan a promover la división. Yo soy católico, formador de Agentes de Pastoral de dos Decanatos, Ministro Extraordinario de la Comunión y toda mi formación la recibí en el bendito movimiento de la Renovación Carismática Católica al que para honra y gloria de Dios, sigo perteneciendo después de 27 años de haber hecho mi Retiro de Iniciación y Recibido el Bautismo en el Espíritu Santo.. Le pido a Dios y a nuestra Santísima Madre la Siempre Virgen María, que los iluminen para no seguir siendo instrumentos de Satanás. Si fueran católicos, no estarían en desacuerdo con loas Papas Juan XXIII, Paulo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco. Todos nos han apoyado y ahora vienen ustedes a creerse superiores al sucesor de San Pedro.
    Que Dios los perdones y los ilumine.
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    • partibus PERMALINK
      8 de marzo de 2014 11:43 AM
      Es lamentable su idolatría Jorge. ¿Ministros de la eucaristía? no debería enorgullecerse, me han contado cada aberración de esos “ministros”. Solo los sacerdotes tienen la uncción para tocar el Sacrosanto Cuerpo de Cristo. Su orgullo no sirve de nada, al contrario es la marca de los carismáticos.
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      • bertha PERMALINK
        26 de agosto de 2014 6:14 PM
        Yo soy carismática y amo a Dios y a nuestra santísima Virgen Maria, que en realidad fue donde los conoci, porque anteriormente iba a misa pero no sentías Amor hacia los demás, me da tristeza estas opiniones
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      • partibus PERMALINK
        28 de agosto de 2014 8:39 AM
        Que usted haya recibido alguna gracia no cambia el hecho de que los carismáticos no tienen doctrina. ¿y no le da tristeza que manoseen el Sacrosanto Cuerpo de Cristo y que dentro de la misma iglesia
        se haya devaluado la verdadera doctrina? estudie señora y no venga con sentimentalismos, a Jesucristo no le gusta que lo manipuleen personas que no tienen las manos consagradas para administrarlo.
        http://www.catolicidad.com/2012/08/video-acerca-de-la-comunion-en-la-mano.html
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    • partibus PERMALINK
      8 de marzo de 2014 11:48 AM
      Si pasamos de la teología especulativa a la ascética, tal como ha sido enseñada y vivida por los Santos, descubrimos que el movimiento carismático no sólo está privado de los requisitos fundamentales de una verdadera ascensión a Dios, sino que incluso le es perjudicial.
      Arruina la humildad y favorece el orgullo – La humildad es el fundamento y la fuente de todas las virtudes; el orgullo es la fuente de todos los pecados; la humildad es la virtud de Cristo, de María Santísima y de los Santos; el orgullo es el vicio de Satanás y de sus secuaces. El orgulloso está lleno de seguridad en sí mismo y de autoconfianza, busca lo sensacional y lo ostenta como virtud; el humilde, en cambio, busca el último puesto, evita lo sensacional y extraordinario, tiene miedo de engañarse y se considera indigno de los dones extraordinarios. Si Dios le da estos dones, los acepta con temor y temblor, incluso pide al Señor que se los quite y le lleve por la vía ordinaria; los esconde lo más posible, y si a veces, constreñido por la obediencia, debe hablar, lo hace con extrema repugnancia y reserva.
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    • LAQ PERMALINK
      3 de junio de 2014 2:43 PM
      Estoy de acuerdo Jorge, veo que quieren “defender” a la Iglesia que es como querer defender a DIOS y me viene a la memoria cuando van a buscar a Jesus en el monte y uno de los apostoles saca una espada y hiere a un soldado, Jesus le dice, guarda que no es tiempo de espada, es tiempo de oracion…
      Como Hombre que es y como que lo “conoci” a Bergoglio, no estoy en un todo de acuerdo con él en lo que hace a lo temporal, pero en su rol de FRANCISCO doy gracias al cielo de que sea el y no otro, pensemos que Dios prepara a su hombre y, asi como JPII fue el hombre para dar por tierra con el Muro de Berlin, ahora tenemos a Francisco para “ordenar” la convulcionada America.
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      • rot PERMALINK
        7 de junio de 2014 5:52 PM

        aca tenés a tu jp 2 coperador de los comunistas.
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  4. Adrian PERMALINK
    26 de marzo de 2014 8:51 PM
    Sra. ginette.- Permitame aclararle que son los Papas producto de la Iglesia Modernista posconciliar, previamente condenada por la enciclica PASCENDI de San Pio X quienes como Ud, afirma ha sido aceptada por estos dudosos Papas y olvidese de los libros del padre Juanes, porque la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo no necesita de ninguna renovación, Las palabras de Nuestro son muy explicitas, ” El cielo y la tierra pasaran pero mis palabras no pasaran y esa corriente que Ud, afirma “es de gracia” solo a traidodesgracias POR SUS FRUTOS LOS CONOCEREIS, Papas protectores de curas pederastas (caso Maciel) y que ahora, sus complices pretenden elevarlos a los altares, deveras serán santos? Iglesias y seminarios vacios, fuga masiva de católicos a las sectas, Papas que besan el Coran libro que proclama “muerte a los infieles cristianos” Igualar como sucedió en los Encuentros de Asis al verdadero y único Dios con los Idolos que son demonios arrodillándose y echándole incienso a Buda.
    ESTOS MOVIMIENTOS SON LOS QUE SI SON AUTENTICAS HEREJIAS Y LOS QUE VERDADERAMENTE HAN HECHO DAÑO A LA IGLESIA.
    Los anteriores movimientos , que Ud, critica, duraron 2000 años en la Iglesia, y produjeron santidad para la gloria de Dios, y los actuales solo producen, Divorcios, Abortos, Sodomia legalizada, Pornografía, y un Catolicismo Adulterado empezando por los cambios en la Santa Misa, una falsa religion que “parece Catolica” y que es denunciada por San Pablo en el comienzo de su Epistola a los Galatas, Todo lo anterior conforma LA GRAN APOSTASIAprofetizada en :( 2 Tes, 2, 3-12)
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  5. Oscar PERMALINK
    29 de mayo de 2014 5:10 PM
    Que horror y ustedes son los fieles “defensores de la ortodoxía y la Tradición” ? Pero si tal pareciera que estoy leyendo a fanáticos protestantes, que son capaces de menospreciar y diculizar a quien no esté de acuerdo con ellos. Tanto que apelan a la Tradición, pero no hacen nada por la Iglesia se la pasan criticando y criticando. En vez de perder el tiempo en fomentar la división que es fruto de la carne deberían de orar y orar. Si los Papas han aprobado el movimiento de la RCC, quienes son ustedes para afirmar que son Papas “dudosos”
    Que horror de gente de verdad.
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    • Lazaro PERMALINK
      30 de mayo de 2014 11:11 AM
      En lugar de rasgarte las vestiduras lo que debes hacer es asimilar, y rebatir CON ARGUMENTOS todos los puntos escritos por Adrian. Aquí Sr. Oscar no se fomenta ninguna división, Ud, está ciego y lo peor del caso es que teniendo ojos no puede ver, ¿¡ o que!? acaso la sodomía legalizada, abortos, no son frutos de este concilio? o también va Ud, a negar que Juan Pablo II solapó al notorio pederasta que era su amigo Marcial Maciel fundador de los legionarios de Cristo? Y para colmo, los Papas propagadores de la herejía modernista, a los que Ud, tanto admira lo premian llevándolo a los altares
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  6. Codreanu PERMALINK
    30 de mayo de 2014 10:05 PM
    Lazaro, me parece perfecto tu comentario, aunque yo soy de la opinión de no dialogar con estos fanáticos y tontos modernistas al estilo de Jorge y Oscar, pues pretender su conversión es lo mismo que arar en el mar y por ende perdida de tiempo.
    VENI DOMINE JESÚS
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  7. Mima PERMALINK
    1 de junio de 2014 1:36 PM
    Y eso que ni Jorgito ni Oscarito han visitado la forocueva endemoniada de Logan y sus secuaces imagínense que de allí si saldrían despelucados y aterrorizados.
    En este caso es entendible que para ellos toparse con posturas duras ante la “Iglesia” Modernista sea escandoloso para su forma de vivir la religión católica, pero no los juzgo porque así estuve yo cuando no conocía nada de lo que pasa y viví ciega por mas de 20 años y fue gracias a mi esposo que pude conocer la tradición y la verdad, pero claro el con su paciencia y amor me enseñó todo y aún así sufrí como nunca, porque si uno que no conoce no tiene a nadie que le explique créanme que es duro porque en esa búsqueda de la verdad hasta el demonio se vale de foros como el de logan y sus secuaces para dividir y hacer que esas ganas de seguir buscando se paralicen, yo fui victima de Logan y sus compiches en el tiempo que se apoderaron de Radio Cristiandad y que no dieron hasta no mas para hacerla trizas.
    Pero todo depende de uno también, cuando realmente dectectas cosas que no cuadran y pides esa ayuda divina para que te muestre la luz, Dios con su gracia y misericordia buscara los instrumentos para sacarte del error, pero si sigues en el error y te empecinas a no querer ver lo evidente entonces no tienes salida, ojalá Jorge y Oscar puedan darse cuenta a tiempo.
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  8. guillermo PERMALINK
    21 de junio de 2014 6:57 PM
    Bueno, antes que nada un cordial saludo, debo decir que gracias al movimiento de la Renovación fue que me enamore de mi Iglesia y de Nuestro Señor; la Iglesia tiene infinidad de movimientos en su interior y no puedo juzgar o hacer menos a alguno solo porque no es de mi agrado, debo mas bien mirar lo bueno, lo que enriquece a la Iglesia, todo movimiento tiene sus pros y sus contras pero el objetivo principal es que todo movimiento lleve a Jesús, independientemente de sus defectos los cuales proceden de la cuestión humana, no de la divina. Los dones y carismas están dados por Dios para el servicio del pueblo no para servicio y lucro de quien los tiene, están dados para suscitar la fe en el pueblo que desgraciadamente en algunas ocaciones necesita de hechos que hagan resaltar la fe, Jesús mismo habla de los hechos que acompañaran a quien crea en el, san Pablo habla de los diferentes carismas que componen a la Iglesia por medio de los creyentes; cuando algún don o carisma no viene de Dios, no da frutos en la Iglesia; el mismo Jesús dice: “por sus frutos los conoceréis”, entonces miremos los frutos de la Renovación que viene a reavivar el espíritu en los bautizados en Cristo, a tener una fe mas espiritual y viva. Saludos
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  9. victor PERMALINK
    24 de septiembre de 2014 3:22 AM
    gloria al SEÑOR k el señor pronto toke su vida y tenga un encuentro verdedero con el resucitado y si el papa acepta el movimiento no se xk alguien dudaria de la veracidad de los dones y carismas k cristo a dado a la igleisa atravez de su SANTO ESPIRITU tristeza da leer esto shalom
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    • angel PERMALINK
      25 de septiembre de 2014 3:28 PM
      Shalom? Shalom? … la juderia es otro problema.
      Totalmente de acuerdo con todo lo expuesto en contra del carismaticismo.
      Queda la esperanza de ser fiel a Jesucristo hasta el final, solo a él y no a falsos lideres, la iglesia falsa es lo que se esta imponiendo y yo no caere en su juego.
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  10. Francisco Herrera PERMALINK
    30 de septiembre de 2014 4:54 PM
    El papa Francisco acepta a la Renovación Carismática Católica, en cuestiones de Fe el papa mno puede errar
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  11. Carla PERMALINK
    30 de septiembre de 2014 5:07 PM
    Hermanos y hermanas, hay un peligro en toda esta argumentación: ¿dónde inicia la doctrina y donde empieza el juicio a los demás? CUIDADO! que nuestro Señor nos quiere como testimonios vivos de Su palabra y no sepulcros blanqueados. OJO que no todo el que diga Señor! Señor! entrará a los cielos. No fueron los fariseos observantes de la ley? y a quienes Jesucristo interpela por su tibieza y su endurecimiento de corazón?. hermanos, por muy mentada que sea su argumentación: dejen de mirar la paja en el ojo ajeno. Si no comparten la forma de vivir la Fe de los carismáticos, nadie los obliga. Finalmente a todos podemos engañar menos a nuestro Dios único y verdadero. Las fotografías puestas en este artículo son muy denigrantes para el movimiento católico carismático, pues en estos años de serlo, yo jamás he visto algo parecido. (Gente desmayada? con estremecimientos?? por favor!). Dejemos de confundir el sentimentalismo con la Unción y la gastritis con el fuego del espíritu, en esto muy de acuerdo. Pero de verdad que hay que empezar a vivir la Fe católica con alegría, como verdaderos Hijos de Dios. Las raíces de amargura son tan dañinas como el sentimentalismo barato. Hoy ofreceré mi comunión por la unidad dentro de la Iglesia Católica, por la aceptación que debemos tenernos unos a otros y porque el ejemplo de amor de Jesús deje de ser una doctrina y se convierta en nuestra forma de vida. No importa si eres carismático, catecumenal, del opus dei u ortodoxo… pregúntense qué le dirían a Jesús si en este momento les hablara? El no les pedirá su opinión sobre lo carismáticos, les pedirá cuentas sobre cómo ustedes han aplicado Su ejemplo en su propia vida.
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  12. paco PERMALINK
    11 de octubre de 2014 2:22 PM
    Es triste que los peores ataques a la Iglesia vengan desde dentro, de los mismos hermanos, y no me refiero a la renovación carismática, me refiero a quien se pone por encima del Papa, de los obispos, de la doctrina de la Iglesia que reconoce a la Renovación Carismática como un movimiento “DENTRO”, de la Iglesia para acusar de herejía a millones de hermanos. Yo pertenezco a la iglesia y vivo mi fe dentro de la Renovación Carismática con mi esposa, mi hija pertenece a la iglesia y vive su fe en la Acción Catolica, mi hijo pertenece y vive su fe en el camino neocatecumenal, el pequeño pertenece a la iglesia y todavía no pertenece a ningún movimiento, si le ayuda a vivir su fe hacerlo en estos, o en el Opus Dei, en los focolares, en la legión de Maria o cualquier otro aprobado por la Santa Madre Iglesia contará con mi apoyo.Si mañana la iglesia se pronuncia en sentido contrario respecto a cualquiera, yo seguiré su doctrina, haríamos bien todos en fiarnos de nuestra Madre.
    Un saludo, que Dios les bendiga.
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    • Carla PERMALINK
      16 de octubre de 2014 3:55 PM
      Hermanos, luego de leer sus respuestas a quienes abogamos por la manera renovada y nueva de vivir nuestra fe católica, quiero preguntar… a todos quienes juzgan con dureza esta forma de vivir la fe… cómo viven ustedes su fe? pueden contarnos un poco cómo es su vida cotidiana, además de juzgar tan duramente a todos nosotros? qué ejemplo predican? qué le dicen a Dios cuando oran? qué testimonio de vida tienen que muestre a Jesús?
      Muchas gracias por su respuesta y que nuestro amado Señor en su infinita misericordia los acompañe siempre
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      • Codreanu PERMALINK
        17 de octubre de 2014 1:37 AM
        Mire Carla .- Mi fé como Ud, dice yo la vivoobedeciendo a Fátima Nuestra Señora fue muy concisa, y su orden fue RECEN DIARIAMENTE EL SANTO ROSARIO y si me obedecen hará un tiempo de paz, Yo rezo diariamente el Santo Rosario completo, o sea los 15 misterios meditados en 3 tiempos, y me lleva diariamente cerca de hora y media, y lo único que juzgo es lo que veo por televisión, en algún canal que se dice “católico” donde normalmente a la manera como lo hacían los sacerdotes de Baal en la época del profeta Elias, a base de gritos, y muchas Aleluyas quieren que Dios los oiga. VENI DOMINE JESÚS
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      • Carla PERMALINK
        17 de octubre de 2014 5:25 PM
        Hermano qué bueno que le dedique hora y media al Santo Rosario, poderosa arma contra el enemigo! Nuestra amada madre debe sentirse muy triste cuando usted, luego de esta ferviente oración, le abra las puertas al enemigo de par en par juzgando con soberbia a los demás. Ayer el Papa Francisco habló sobre la oración de alabanza. No sabe usted qué maravillosa bendición de nuestro amado Señor, poder alabarle y darle gracias, sin gritos ni estridencias, sino con un corazón alegre que de testimonio de Jesús en el ejemplo de convivencia con los hermanos. “Tú, sin embargo, estás en el Santuario, de allí sube hasta ti la alabanza de Israel.” Salmo 22:4. Alabe al Señor dele gracias por todo lo maravilloso que El hace en su vida, deje de envenenarse mirando el mal que usted cree que los otros hacen.
        Oro para que no se haga carne en usted el viejo refrán de “a Dios orando y con el mazo dando”. Viva su fe con humildad, con amor verdadero, con servicio a la comunidad. verá que la dureza que hoy lastima su corazón será limpiada por la infinita misericordia de nuestro bendito Dios. Sus actos deben ser coherentes con su fe, para que el Señor escuche sus plegarias.
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  13. Cirilox PERMALINK
    11 de octubre de 2014 6:18 PM
    Lo que a Ud, Sr. Paco le falta aclarar que, esa fe de que Ud, presume y hace gala esta DENTRO de la nueva Iglesia montiniana apostata posconciliarIglesia, de la cual Ud. forma parte, y que como bien nos advirtió N.S. por sus amargos frutos la conoceréis en lugar de ser un “nuevo pentecostés” como vaticinó su iniciador el nefasto JXXIII, los seminarios e Iglesias se encuentran vacios, ningún protestante se ha hecho católico, y eso si, millones de Catolicos se han pasado a las sectas.
    Sois ciegos, guias de ciegos, que no quieren ver, que no distinguen los signos de los tiempos y se aferran y morirán el el error.
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    • paco PERMALINK
      13 de octubre de 2014 7:42 AM
      Perdóneme, yo no presumo de fe, la vivo como un don de Dios, es decir un regalo, no porque yo me la merezca o la haya conseguido con mis esfuerzos. Perdónenme todos los demás usuarios, no busco discordia, al escribir pensaba que lo hacia en una página Católica, error solo mío.
      Dios les bendiga.
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      • Mima PERMALINK
        13 de octubre de 2014 8:41 PM
        Paco, si para ti el concepto de Catolicismo es todo el error, la herejia y el modernismo, obviamente te equivocaste de blog, anda ve y visita aciprensa, catholic.net, infocatolica, etc, etc que ellos al igual que tu comulgan con todo ese apestoso modernismo. Este blog es catolico, no modernista ni peca de papolatría.
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      • paco PERMALINK
        14 de octubre de 2014 9:18 AM
        No es mi concepto, simplemente no es Católico, lo cual me parece respetable, siempre que no se pretenda parecer una cosa y ser otra, si es católico debería seguir la doctrina católica, cuyo máximo representante es actualmente el Papa Francisco, si no lo hace es otra cosa, como digo respetable pero NO CATOLICO.
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  14. Codreanu PERMALINK
    11 de octubre de 2014 9:35 PM
    Cirilox.- Su comentario me parece perfecto, y las estadísticas no mienten, hasta el año 2000 la religión mundial mayoritaria era la Católica, actualmente es el Islamismo, esos son los frutos del concilio VII VENI DOMINE JESÚS
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  15. 12 de octubre de 2014 6:05 PM
    Hermanos, en este momento hay muchas opiniones a favor y en contra de los grupos carismáticos y todas deben ser tenidas en cuenta por los obispos y el Papa para mantener la Iglesia de Jesucristo como él la quiere ver. Yo siempre he tenido mis reservas con los grupos carismáticos porque no es lógico pensar que la Iglesia necesite ser renovada, los que buscan renovación son los católicos modernos que se han dejado contagiar por los grupos protestantes y les parece aburrida la Iglesia Católica Original. Yo he asistido a unas cuantas celebraciones donde he observado imposición de manos, gente que se cae y gente hablando en sonidos extraños, pero no me he atrevido a juzgar porque si el Papa lo permite, yo no soy nadie para decir que el Papa se ha equivocado. Pero en este momento se está viendo el ocultismo, el espiritismo y la brujería por todo lado, que necesariamente tenemos que preocuparnos de si se ha infiltrado en la Iglesia Católica por medio de estos supuestos dones carismáticos, ya que son muy parecidos a los mismos dones que los brujos modernos practican. Lo más importante ahora es no separarnos de la dirección del Papa, pues si esto no viene de Dios, el Espíritu Santo le mostrará a la Iglesia a través del Papa que debe ser erradicado de nuestra Iglesia. Así los verdaderos seguidores de Jesucristo permaneceremos en ella incluyendo todos los que hayan entrado por medio de los grupos de renovación carismática, si han aprendido a aceptar la Iglesia Católica como la verdadera Iglesia de nuestro Señor Jesucristo. Los que no acepten la dirección del Papa, formarán una iglesia protestante como tantos lo han hecho ya empezando por los pentecostales.
    En este momento en la Iglesia Católica que yo asisto y soy también Ministra de la Eucaristía, se está viendo una desobediencia y rebeldía de los que asisten al grupo de renovación carismática hacia nuestro párroco, porque el párroco les pidió que celebraran la Misa bilingue (Español e Inglés) ya que nuestra parroquia está ubicada en Florida, USA. El propósito del párroco era hacer la Misa accesible a los dos idiomas para las dos comunidades, pero la comunidad hispana se negó al pedido, y en plena misa, le dijeron al párroco que ellos no iban a permitir que la misa fuera a ser cambiada a bilingue. Como yo vi que este sentimiento de desobediencia y rebeldía era compartido por todos en el grupo, escribí una carta de 4 páginas citando los pasajes del apóstol San Pablo acerca de la obediencia a las autoridades y también les hablé del don de lenguas donde San Pablo dice que si no hay quién interprete, que se callen. Esta desobediencia me parece absurda porque cómo es posible que, si les gusta hablar en lenguas que nadie entiende, cómo pueden rechazar el Inglés que puede beneficiar a sus propios hijos que entienden mejor el inglés, si precisamente el verdadero don de lenguas fue enviado para llevar el mensaje de Jesucristo a todos los pueblos? Por su puesto esto no lo tomaron muy bien y todavía estoy esperando hablar con ellos al respecto.
    Lo que yo veo es que necesitamos regresar a la tradición de la Iglesia Original y sacar toda infiltración que venga del demonio, y si eso significa que el Papa prohiba los grupos carismáticos y los ministros de la Eucaristía laicos, yo aceptaría esa orden con obediencia. Mientras el Papa apruebe estas prácticas dentro de la Iglesia, debemos respetarlas nosotros también pues recordemos que el Papa tiene el poder de atar y desatar al recibir las llaves de Pedro dadas por el mismo Jesucristo. Que Dios nos muestre por medio de su Espíritu Santo todo lo que debemos corregir en nuestra fiel Iglesia Católica.
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    • Mima PERMALINK
      13 de octubre de 2014 8:34 PM
      Que papista idolatradora del papa eres… no conoces el dogma del papa pero ningun poquito. Si el papa te pide que tires de un puente corres y te tiras? Si el papa te dice que Dios es un mito, corres y le crees? Si el papa te dice que pecar no es malo, corres y pecarias de vicio? Solo fijate bien lo que dices, que estas poniendo al papa por encima de la sana doctrina de la Iglesia y de Dios. Si te parece que andar manoseando el cuerpo de de Jesucristo es normal entonces te veo mal. Tu claramente desobedeces el Magisterio de la Iglesia y a los papas preconciliares que condenaron todo ese modernismo.
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      • 14 de octubre de 2014 8:06 PM
        Ya entiendo que usted no es Católica, sino un protestante más que rechaza la dirección del Papa, con razón tantas palabras cargadas de veneno hacia sus hermanos, el veneno que el diablo inyecta a todos los que caen en la trampa de la desobediencia y la rebeldía, bien dijo el profeta Samuel en 1Samuel 15:23 que la rebeldía es tan grave como la brujería, y la desobediencia tan grave como la idolatría. La verdadera Iglesia Católica se ha conservado Una, Santa, Católica y Apostólica por casi dos mil años precisamente por la obediencia al Papa. Jesucristo no miente y él nos aseguró que las puertas del infierno no prevalecerían contra su Iglesia, los Papas siempre estarán guiandonos en la dirección a Jesucristo, nunca hacia el demonio, y por su puesto que si llegara un Papa que enseñara lo contrario de Jesucristo, el mismo Jesucristo se encargaría de quitarlo del medio sin acabar con su Iglesia. Ojolá el Espíritu Santo le abra los ojos para que pueda ver las verdaderas intenciones del enemigo en sus palabras. Que Dios la bendiga y la proteja.
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    • Mima PERMALINK
      15 de octubre de 2014 4:35 PM
      Claudia la protentaste eres tu que no conoces la fe que dices profesar, además de papolatra eres una hereje porque seguir y obedecer ciegamente las herejias de otros herejes tambien te convierte en uno de ellos osea en hereje,y para muestra un boton en ese demoniaco sinodo que se esta celebrando y el cual debes estar aplaudiendo porque todo lo que tu amado papa Francisco dice es santo para ti… es más aqui mi intencion no es venir tirar veneno como dices, porque tu y tu sentimentalismo barato que caracteriza a los modernistas hace que se sientan aludidos cuando le dicen la verdad en sus caras… y se escudan tras esa falsa caridad y falsa misericordia. A Dios nadie lo engaña, yo siempre he estado en este blog y siempre defendere la verdad porque no hay que poner a los hombres por encima de Dios, asi que si crees que soy venenosa es solo tu pensamiento sentimentaloide. Empieza por estudiar tu fe antes de decir charlatanerias, porque esa tibieza que tienes es la que te hara despues apostatar de la fe como lo hace la actual Jerarquia de la Iglesia, incluyendo a tu amado Papa Francisco.
      Saludos Codreanu!!!
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  16. Codreanu PERMALINK
    15 de octubre de 2014 12:45 AM
    Andas muy mal Claudia, pues tu misma te contradices, lo cual es demostrable, primero te voy a pagar la primera parte de tu mensaje ( 12 Octubre, 6.05 pm)
    ————————————
    Hermanos, en este momento hay muchas opiniones a favor y en contra de los grupos carismáticos y todas deben ser tenidas en cuenta por los obispos y el Papa para mantener la Iglesia de Jesucristo como él la quiere ver. Yo siempre he tenido mis reservas con los grupos carismáticos porque no es lógico pensar que la Iglesia necesite ser renovada, los que buscan renovación son los católicos modernos que se han dejado contagiar por los grupos protestantes y les parece aburrida la Iglesia Católica Original. Yo he asistido a unas cuantas celebraciones donde he observado imposición de manos, gente que se cae y gente hablando en sonidos extraños, pero no me he atrevido a juzgar porque si el Papa lo permite, yo no soy nadie para decir que el Papa se ha equivocado. Pero en este momento se está viendo el ocultismo, el espiritismo y la brujería por todo lado, que necesariamente tenemos que preocuparnos de si se ha infiltrado en la Iglesia Católica por medio de estos supuestos dones carismáticos, ya que son muy parecidos a los mismos dones que los brujos modernos practican.
    ————————————————————-
    Tu misma nos dices esta frase que te pone en evidencia los que buscan renovación son los “católicos modernos” y mas adelante, al final, nos dices que la Iglesia Católica se ha infiltrado por estos supuestos dones carismáticos . y después cambiando de chaqueta nos dices que lo mas importante es “no separarnos del Papa” cuando es precisamente este Papa, y sus antecesores, herejes de la Roma modernista posconciliar quienes introdujeron y alentaron dentro de la Iglesia Católica el movimiento carismático inventado por los protestantes, Saludos Mima. VENI DOMINE JESÚS
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    • 15 de octubre de 2014 8:47 PM
      Yo no he afirmado nada porque yo no tengo ese poder dentro de la Iglesia para hacerlo, yo sólo he dicho que debemos preocuparnos en si estos supuestos dones no vinieran de Dios sino del mal espírito, y he dicho que son los obispos y los Papas los que tienen el poder de juzgar lo que está bien y lo que está mal dentro de la Iglesia, este poder fue otorgado a los obispos y al Papa por el mismo Jesucristo porque así quizo él que fuera, si no hubiera necesitado que fuera así no les habría dicho que todo lo que ataran en la tierra quedaría atado en el cielo y todo lo que desataran en la tierra quedaría desatado en el cielo. Cuando nos rebelamos contra la autoridad nos rebelamos contra el mismo Jesucristo y el mismo demonio empieza a tomar control de nosotros como lo hizo con Judas, y ese espíritu de Judas es el que gobierna a todos los que no aceptan la dirección de los obispos y el Papa, se vuelven fariseos pegados de la letra y se olvidan del amor al prójmo que es el que realmente nos va a permitir alcanzar la plenitud de los dones del Espíritu Santo. El apóstol San Pablo nos dice claramente en una de sus cartas que no nos adelantemos a juzgar a nadie porque ese trabajo sólo le corresponde a Jesucristo, nos dijo que debemos esperar a que venga nuestro Señor quien descrubrirá lo que hay en el interior de cada uno de nosotros.
      Todos los extremos son malos y usted se ha ido al extremo de los fariseos, por eso no alcanza a ver lo bueno que hay en los hermanos, sino que se ha empecinado en ver sólo lo malo olvidando que usted también se equivoca, y sin darse cuenta, se está dejando manipular por el demonio. El hecho de que los Católicos tradicionales no nos identifiquemos con los Católicos modernos no quiere decir que los tengamos que rechazar, sino por el contrario corregirlos con dulzura como lo enseña nuestro Señor Jesucristo para que podamos convertirlos en verdaderos cristianos, ellos también aman a nuestro Señor y buscan crecer en santidad, sólo que el enemigo en su astucia les hace utilizar erroneamente los dones del Espíritu Santo, al igual que a usted y a los que piensan como usted, que los está haciedo caer en el grave pecado de juicio hacia sus hermanos.
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  17. rot PERMALINK
    17 de octubre de 2014 7:46 AM
    Claudia haz el favor de estudiar este tema, puede que empieces a entender de donde viene el mal de la iglesia, y si puedes también lee la encíclica Pascendi de San Pío X.
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  18. rot PERMALINK
    17 de octubre de 2014 7:53 AM
    Mire Claudia, lo que ahora elucubran en el sínodo es de larga data:
    ¿Cuál es la táctica? La misma de Bergoglio: no discutir la doctrina, porque no les interesa. Intentar cambios en ella, traería problemas y hasta cismas. Lo que hacen entonces es, aun invocando la doctrina, avalar lentamente pero cada vez más abiertamente, la práctica.
    Lo mismo ocurrió con la comunión a los divorciados. En la práctica, los sacerdotes la permiten desde hace décadas, en Europa, en Argentina y en el mundo entero. A Francisco no le interesa menear demasiado la doctrina sobre el tema; consigue resultados más rápidos haciendo una llamadita telefónica a la adúltera santafecina para decirle que, si comulga, no hace nada malo.
    El caso del matrimonio de los maricas es similar. Desde hace al menos veinte años en una importantísima iglesia jesuita del interior del país los sacerdotes “bendicen” las uniones de homosexuales a las que asisten sus familiares y amigos, y desde hace el mismo tiempo, al menos, un gran número de sacerdotes de todos los colores y pelajes absuelven en confesión a las personas homosexuales que conviven con otras de su mismo sexo. Es cosa vieja y no es ocurrencia de algún cura.
    Es lo que se enseña en muchos seminarios, despacito para no levantar la perdiz, siguiendo al jesuita Tony Mifsud, en sus tres tomos de “Moral del discernimiento” (San Pablo, Santiago de Chile, 1993): lo ideal para la persona homosexual, es la castidad perfecta, pero en el mundo actual eso es imposible. Por tanto, lo mejor posible es la convivencia con una pareja fija para evitar, de ese modo, conductas promiscuas.
    Esto fue escrito a comienzos de los ’90, y desde esa época se practica en gran parte de las iglesias católicas argentinas. Y eso lo sabe Bergoglio. Y lo saben los obispos. Y no dicen nada. O, más bien, no decían nada. Ahora están, despacito para no asustar, blanqueando la cuestión.
    http://caminante-wanderer.blogspot.com.es/2014/09/mons-bokalic-salio-aclarar.html
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    • 18 de octubre de 2014 5:22 PM
      Rot, en la Iglesia de Dios siempre ha habido diferntes clases de fieles y por eso nuestro Señor Jesucristo constituyó una Iglesia que enseñara a todos a tener un mismo sentir en la unidad del Espíritu Santo, de manera que no importa qué tan diferente seamos los unos de los otros podamos lograr un mismo sentir. En la Iglesia se han infiltrado varios espíritus inmundos como el espíritu de tración que acompañó a Judas, el espíritu de fariseo que algunas veces engañó a Pedro, el espíritu de jucio que comparten los judíos y el espíritu de protesta y rebeldía que tienen los protestantes. Desde el principio de la Iglesia los apóstoles tuvieron que lidiar con estos espíritus dentro de nuestra Iglesia, incluso hubo enfrentamientos entre Pedro y Pablo en la enseñanza de la doctrina cristiana, pero al final, el Espíritu Santo nos ha mostrado lo más conveniente y hemos superado todas las adversidades. El pueblo de Dios siempre ha sido un testarudo que ha pedido cosas a Dios que no convienen, y a pesar de que Dios nos ha advertido de las consecuencias, hemos insistido en nuestras erradas peticiones, logrando la aprobación de Dios. Al final, al ver las consecuencias de nuestros errores, caemos en cuenta de que nos equivocamos y terminamos entendiendo mejor los designios de Dios. Igual que sucedió en la época del profeta Samuel cuando el pueblo le pedía a Dios un rey para que los gobernara y Dios les advertía de todas las consecuencias de tener un rey terrenal, pero debido a su insitencia, Dios permitió que Samuel ungiera a un hombre y lo pusiera como rey. (1Samuel 8). Del mismo modo, hoy la Iglesia tiene que mirar la manera de vivir del pueblo de Dios y a veces tiene que aceptar ciertas cosas por la insistencia del pueblo de Dios aunque ello nos traiga consecuencias, algún día aprenderemos de nuestros propios errores, pero Jesucristo siempre acompañará a su Iglesia porque aunque nosotros seamos infieles él siempre será fiel a nosotros.
      La clave para no caer en los espíritus engañosos que el demonio infiltra en la Iglesia a todos, no sólo a los grupos carismáticos sino también a todos los diferentes grupos laicos antiguos y modernos, es erradicar el espíritu de desobediencia y rebeldía que es el espíritu más dañino que hay dentro de la Iglesia, porque ese espíritu se empecina en traicionar y tratar de destruir, pero termina por destruirnos a nosotros mismos como sucedió con Judas Iscariote que terminó suicidandose. El que se deja llevar por este espíritu inmundo se separa de la Iglesia y queda a la merced del demonio al alejarlo de los Sacramentos que nos mantienen unidos a Cristo Jesús aunque no hayamos alcanzado la perfección en este mundo. Este mal espíritu es el causante de la división en la Iglesia y es es el que manipula la información para la difamación de la Iglesia Católica, La Iglesia nunca va a aceptar matrimonios homosexuales ni va a aceptar el acto homosexual como normal, tal vez algunos sacerdotes caigan en esta trampa del demonio, pero la Iglesia no caerá en ese error. De todos modos la Iglesia tiene que velar por el pueblo de Dios y por eso necesariamente tiene que intervenir en asuntos políticos y sociales como los derechos a los homosexuales que ya se han otorgado por los presidentes en tantos paises, respetándolos para no caer en desobediencia a las autoridades sin comprometer las enseñanzas de Jesucristo.
      Si nosotros nos estamos dejando llevar por el Espíritu Santo y no por el espíritu engañoso del enemigo, entonces debebos recordar que el fruto del Espíritu Santo es: amor, alegría, paz, comprensión, sevicilidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de si. (Gálatas 5, 22-25), Contra esto no va la ley ni antigua ni moderna, cada época trae nuevos cambios y más dificultades para la Iglesia de Dios y los dirigentes de la Iglesia tienen esa ardua labor de mantener estos dones del Espíritu Santo presentes, manteniendo la paz y la armonía con todos los creyentes y no creyentes sin ser infiel a las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.
      Debemos estar en constante oración y permitir que el Espíritu Santo nos aleje de cualquier infiltración astuta del demonio en nuestro alrededor.
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    • bip PERMALINK
      31 de octubre de 2014 4:47 AM
      Que parrafada Claudia, mejor estudie el documento del blog Stat Veritas, que le dejaron mas arriba.
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  19. Codreanu PERMALINK
    18 de octubre de 2014 7:45 AM
    Sra Carla.- Una foto dice mas que mil palabras con solo ver las 12 fotos que aquí se presentan las caras inexpresivas, y las fachas de los que aparecen revolcándose en el suelo, dan la impresión de ser unos drogaditos en plena orgia.
    http://monsignorepuenteochoa.files.wordpress.com/2013/05/012br1_oink01.jpg?w=700&h=482
    Miembros-Renovacion-Carismatica-Catolica-Flores_PREIMA20090829_0014_5
    VENI DOMINE JESÚS
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  20. Mima PERMALINK
    18 de octubre de 2014 3:53 PM
    Los sentimentales modernista no se hn dado cuenta que el verdadero amor al projimo es hacerles ver su error y hacer sacrificios para librarlos del fuego eterno, oraciones y sacrificios cuando vemos que se estan hundiendo en el fango del pecado. Ese es el verdadero amor al projimo, eso de llevarles comida, ropa, buscarle viviendas y hablarles bonito pasa a segundo plano, no es tan importante y no es la clase de amor al projimo que Dios nos pide. El verdadero amor al projimo nace del perfecto amor a Dios. No quieran venir a querer embaucarnos con ese humanismo de porqueria que sigue sembrando Bergoglio, Francisco o como se llame, donde han tergiversado lo que si es amor por esa conscupiciencia humanistica que no sirve.
    Por eso de nada sirve hacer caridad material con ropas, vetidos y dinero sino va acompañada de esa evangelizacion y querer la conversion para esa alma y sobre todo lo mas importante su salvacion eterna.
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  21. Cirilox PERMALINK
    18 de octubre de 2014 4:18 PM
    Señora Carla.- A leguas se ve que Ud, no conoce las promesan que la Santisima Virgen hizo primero a Santo Domingo de Guzmán, y posteriormente las ratificó al Beato Alano de la Rupe, Al igual que los misterios del Santo Rosario, esas promesas son 15, y de entre ellas le destacaré.
    1- Quien rece constantemente el Santo Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida,
    2- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen
    mi Rosario.
    3- El Rosario es un escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados y abate
    las herejías
    Como podrá ver Ud, Sra. Carla por esta tercera promesa de la Santisima Virgen, al Sr. Codreanu no le viene el saco como Ud, “le profetiza” de irse al infierno, y si le da la suficiente luz que le evita caer en la herejía.
    Quien debe pedir perdón a Dios es Ud, y pedirle que le dé la suficiente Gracia, para olvidarse como bien le dice el Arzobispo Robert Dwyer de ESAS PRETENSIONES FANATICAS, QUE MINAN LA FE, E INDUCEN A LAS ALMAS A UN “FALSO MISTICISMO” Y LAS CONDUCE A TRAVES DE LA CREDULIDAD Y EL ORGULLO OCULTO, A SATANAS Olvidese de esa tontería de renovación heredica, y obedezca a Fátima rezando diariamente el Santo Rosario.
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    • 30 de octubre de 2014 12:00 AM
      creo que el demonio logra lo que se propone siempre piensa y dice divide y venceras todos pelean por los origenes de la iglesia y cual es la verdadera que dejo cristo en la tierra
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      • bip PERMALINK
        31 de octubre de 2014 4:53 AM
        La boca de los herejes, que es a lo que se refiere las puertas del infierno no prevalecerán, es lo que divide; por eso es tan importante la pureza de la Fe, si alguno te trae otra doctrina sea anatema. ¿porque el vaticano segundo enseñó cosas como la libertad religiosa masónica que era condenada por el Magisterio anterior?
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  22. 1 de febrero de 2015 8:14 AM
    es notable el esfuerzo por atacar a los carismáticos intra y extramuros con argumentos recursivos:
    “Es imposible que ellos tengan razón, y a la vez la doctrina oficial romana; por lo tanto, los equivocados son ellos.” (No digo que sea brillante, pero entretiene ciertamente.)
    ¿No dijo Jesús: “Estas señales seguirán A LOS QUE CREAN: hablarán nuevas lenguas, impondrán manos a los enfermos y sanarán, expulsarán demonios?
    A los que crean, a todos. No solo a los apóstoles.
    Postdata: no entendí nada de eso sobre indiferentismo religioso… Si la iglesia es una, lo es más allá de los nombres de las parroquias y templos: es UNA por el Espíritu Santo, no por su cartel o denominación. Las iglesias de Apocalipsis son siete, sin ir más lejos
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  23. Skiold Niño PERMALINK
    3 de febrero de 2015 12:56 PM
    “Erráis porque desconocéis las escrituras…”.
    Perdonen ustedes la crudeza del lenguaje que vamos a utilizar a continuación en defensa de la Fe católica, pero es necesario hacerlo así, a ver si se despiertan las conciencias.
    Los susodichos “carismáticos” mal llamados “católicos” junto con los progresistas y los modernistas son unos insolentes, pervertidos y para colmo, ignorantes.
    No reconocen que en la Madre Iglesia, Una, Santa, Católica Apostólica y Romana existe algo llamado JERARQUÍA.
    Les cuesta entender que el orden jerárquico lo encabeza DIOS (Trinidad Santísima), por encima de todo y de TODOS.
    Ahora bien, si a los “carismáticos” este dogma les entra “en reversa” debido a todas las fantasías y supersticiones que propagan mediante lo que ellos llaman “dones carismáticos” es comprensible la razón por la cual están tan desviados de la fe. Por ejemplo, el “Papa” de turno se convierte para ellos en su “Dios” terrenal, a tal punto que para ellos es indiferente que tengan a un hereje por “cabeza visible de la Iglesia”.
    No les importa si Francisquito, el actual “obispo de Roma”, enseña las más atroces HEREJÍAS, ¿o acaso olvidaron que el infame Bergoglio dijo públicamente que “el Dios católico no existe”?
    Pero claro… como para ellos es el “Santo Padre”, lo adoran al estilo de los Egipcios, es el nuevo faraón, es el Tutankamon de los tiempos modernos, es “impecable” y no puede fallar.
    Para colmo de males, como no saben nada de la Sagrada Teología, consideran que si no hay “Papa”, no hay Iglesia… ¡Pero por Dios! ¿Acaso el Papa es la Iglesia? Todo esto es pecado de idolatría conocido como PAPOLATRÍA, es una exagerada y mal entendida enseñanza sobre la función del Romano Pontífice establecida por Jesucristo.
    Un buen católico jamás niega que Jesucristo estableció un Vicario para su Iglesia, es el Sumo Pontífice, pero tampoco se va al extremo opuesto de considerar que todo eructo que sale de su boca es “soplo del Espíritu Santo”
    El Papa NO ES PERSONA DIVINA, recibió de Cristo una FUNCIÓN TEMPORAL de orden divino, la cual debe cumplir un requisito indispensable y es que el Sumo Pontífice TIENE PROHIBIDO ENSEÑAR EL ERROR.
    Pues bien, el asunto aquí no es extendernos en enseñar la doctrina católica correcta sobre el papel del Romano Pontífice; mencionamos el asunto con el fin de demostrar que los “carismáticos” fallan en todo, especialmente en lo más primordial, es decir, en la relación de ORDEN que Dios ha establecido en su Iglesia, lo cual es un problema GRAVISIMO y dicho problema se origina en la exégesis de las escrituras que ellos utilizan, la cual proviene del Protestantismo.
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