sábado, 8 de noviembre de 2014

ELOGIO LUCÍFERO DE ELTON JOHN





elton_johnEl cantante británico Elton John ha vuelto a renovar sus elogios hacia el papa Francisco durante una gala benéfica en Nueva York en la que propuso que el pontífice sea santificado “ya”, según informan hoy medios locales.
La gala, que se extendió hasta cerca de la pasada medianoche, fue organizada por la fundación de Elton John contra el sida, y a ella asistieron, entre otros, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.
“Hace diez años, uno de los principales obstáculos en la lucha contra el sida era la Iglesia Católica. Hoy tenemos un papa que habla abiertamente sobre ello”, dijo el cantante durante la gala, que se llevó a cabo en un conocido restaurante de Manhattan.
“Hagamos santo a este hombre ya”, reiteró el cantante, al insistir en los elogios que ha venido dedicando al papa desde hace tiempo.

Elton-John kissEn julio de 2013, cuando la edición italiana de la revista Vanity Fair eligió al pontífice como “hombre del año”, dijo que “es un milagro de humildad en la era de la vanidad”, y en julio pasado lo calificó como “maravilloso”.
En la gala de Nueva York, Elton John dijo que el papa es su “héroe” por su labor para aceptar a los homosexuales en el seno de la Iglesia Católica, y añadió que el pontífice “quiere que todo el mundo quede incluido en el amor de Dios”.

MONS. LEFEBVRE: ALERTA CONTRA LOS 


DE UN SERMÓN DE MONSEÑOR MARCEL LEFEBVRE

Domingo de Pascua de 1974, 14 de abril

Alerta contra los errores de nuestro tiempo



9_Marcel_Lefebvre_1981-194x300Es a esto que debemos aferrarnos, a los Sacramentos que Nuestro Señor nos ha dado, y al Santo Sacrificio de la Misa. A los medios que Nuestro Señor ha querido darnos. Y por lo cual ha instituido el sacerdocio, y por lo cual estableció la Iglesia, para continuar el sacerdocio.
Porque no puede haber el Santo Sacrificio de la Misa sin Sacerdocio, y no puede haber Sacerdocio sin la Iglesia.
He aquí por qué Nuestro Señor nos ha dado la Iglesia, para darnos el Sacerdocio; y el Sacerdocio para continuar el Sacrificio del Altar. Y que podamos participar a la Santísima Trinidad, a la vida de la Santísima Trinidad.
He aquí lo que Nuestro Señor quiso; he aquí lo que hizo; he aquí lo que la Iglesia nos enseña de una manera admirable el día de Pascua.
Entonces, estemos aferrados con todo nuestro corazón a esas realidades, que son realidades, no son recuerdos. Son realidades que nos hacen vivir, que nos hacen continuar realmente la Redención de Nuestro Señor.
Y, por consecuencia, cuidémonos de dejarnos llevar por todos esos errores de nuestro tiempo.
Y uno de los errores más recientes, y que se extiende con una rapidez sorprendente, es el Pentecostalismo, que hace creer que se puede recibir el Espíritu Santo de una manera habitual y de una manera normal, directamente, sin pasar por los Sacramentos, sin pasar por el Santo Sacrificio de la Misa, sin pasar por el Sacerdocio y sin pasar por la Iglesia.
Esto es contrario a toda la voluntad de Nuestro Señor, como vengo de explicarlo.
Ahora bien, yo sé que, incluso entre aquellos que se dicen unidos a la Tradición de la Iglesia, hay quienes se dejan llevar por esta corriente.
No nos dejemos atrapar. Son espejismos, trampas del espíritu malo, y que pueden separarnos del Santo Sacrificio de la Misa, separarnos de los Sacramentos, para reducir la Iglesia a nada.
No quedará nada. Si de ahora en más pretendemos recibir el Espíritu Santo directamente, sin pasar por la Iglesia, sin pasar por los Sacramentos, sin pasar por el Santo Sacrificio de la Misa, no hay necesidad de la Iglesia, no hay necesidad del Santo Sacrificio de la Misa, no hay necesidad de los Sacramentos.
Esto es muy grave.
Es por eso que debemos aferrarnos, a todo precio, a lo que Nuestro Señor ha fundado, a lo que Nuestro Señor ha hecho.
Sin duda, no queremos asimilar estos errores, como el del Pentecostalismo, a las visiones y a las revelaciones que pueden ser hechas a almas santas,
Ciertamente, la Virgen, y los Ángeles, y Nuestro Señor pueden aparecer y tener comunicaciones, dar comunicaciones particulares a las almas escogidas por Él.
Pero, incluso en esto, debemos tener cuidado de no dejarnos engañar, de no dejarnos llevar a vías que pueden ser peligrosas.
Porque, a veces, es difícil distinguir lo que viene de Dios y lo que viene del demonio.
Pero, es evidente, que allí, en las peregrinaciones en que hay muchas conversiones, donde realmente las gracias del Espíritu Santo se derraman de tal manera que las almas se convierten y retornan a Dios de una manera permanente y de una manera casi definitiva, entonces se puede creer que Dios está realmente presente, que la Santísima Virgen María está presente.
Pero, todavía una vez más, no hay que hacer pasar estas cosas, que son una ayuda que Dios nos da (esas peregrinaciones, esas apariciones), no hay que hacerlas pasar antes de aquello que Nuestro Señor ha fundado para que aprovechemos de una manera normal.
No hay que hacer pasar las peregrinaciones antes de la asistencia a la Santa Misa, al verdadero Sacrificio de la Misa, donde está el Santísimo Sacramento.
Esto es muy importante.
Hay que conservar siempre una fe profunda, una fe definitiva en lo que Nuestro Señor quiso.
Y si, por su gracia, por su bondad, Él desea hacernos decir, por su Santísima Madre, mensajes que Él desea que sean comunicados al mundo, recibámoslos, si tenemos la convicción de que son verdaderos. Recibámoslos con agradecimiento, con acción de gracias.
Pero, sin embargo, esto no debe jamás hacer disminuir la devoción por los medios normales que Nuestro Señor nos ha dado.
Es así que encontramos a Nuestro Señor. Es así que permanecemos en la Verdad. Es así que no nos dejamos llevar por corrientes que quieren conducirnos al error y que quieren destruir nuestra Santa Religión Católica.
Pidamos, pues, a la Santísima Virgen María, que pide hacer penitencia, que pide rezar, que pide comulgar el Cuerpo y la Sangre de su Divino Hijo, pidámosle esclarecernos y conducirnos a Jesús.


ESPECIALES CON P

ANEXO IMPORTANTE:

La Palabra Violada.

De Mario José Petit de Murat.


VIOLACIÓN DE LA PALABRA

La palabra violada

AUDIO DEL ESPECIAL




LA SOCIEDAD CIVIL CRISTIANA

SEGÚN LA DOCTRINA DE LA IGLESIA ROMANA
Texto de enseñanza moral para la juventud

Ilmo. Sr. Dr. PEDRO SCHUMACHER

Obispo de Portoviejo

CAPÍTULO DÉCIMO

DE DOS MEDIOS QUE EMPLEAN

EL LIBERALISMO Y LA SECTA MASÓNICA

PARA CONSEGUIR SUS DEPRAVADOS FINES

¿Cuáles son los medios que el liberalismo y la masonería emplean de preferencia?
Estos medios son dos, a saber: la falsificación del significado natural de las palabras y, en segundo lugar, los engaños de la prensa.
I.
DEL ABUSO Y FALSIFICACIÓN

DEL SENTIDO NATURAL DE LAS PALABRAS


1. ¿Cuáles son las expresiones cuyo sentido han falseado los liberales?
Estas son principalmente las siguientes: libertad y liberal, teocracia, fanatismo, superstición, hipocresía, ultramontanismo, clericalismo, terrorismo, oscurantismo.
2. ¿Cómo han falseado los liberales el significado de las palabras “libertad y liberal”?
Libertad, en sentido legítimo, es la facultad y el derecho de hacer el bien; los liberales entienden por libertad la “moral independiente” que prescinde de la ley de Dios.
Ser liberal significaba antes generosidad y magnanimidad; hoy designa la pertenencia a una secta condenada por la Iglesia, tiránica y opresora de las libertades cristianas.
3. ¿Qué cosa es teocracia y gobierno teocrático?
Como lo hemos explicado ya, gobierno teocrático es un poder directamente instituido y dirigido por Dios, como sucedió en el pueblo de Israel, razón por la cual exclamó Moisés: “No hay otra nación tan grande, con la cual se comunique la Divinidad.”
4. ¿Qué entienden los liberales por gobiernos teocráticos?
En el sentido liberal, teocrático es equivalente a cristiano, y dan este nombre a todo gobierno que sigue la ley del Evangelio en su política.
5. ¿Qué cosa es fanatismo?
Fanatismo, en el sentido propio de la palabra, es locura y furor de sectarios, producido por ideas falsas y sentimientos ajenos de la religión católica. Así proceden, como verdaderos fanáticos, los liberales que expulsan a las religiosas de las escuelas y de los hospitales, o cuando quitan de los locales de enseñanza las imágenes religiosas.
6. ¿Qué cosa entienden los liberales por fanatismo?
Los liberales entienden por fanatismo la fidelidad a las leyes de la Iglesia y a las prácticas religiosas. El que ruega a Dios, el que se confiesa y comulga, el que se descubre ante el Santísimo Sacramento, este es un fanático a los ojos de la secta.
7. ¿Quiénes son, pues, los verdaderos fanáticos?
No lo son, ciertamente, los católicos cuando cumplen con sus deberes religiosos; pero verdaderos fanáticos son los liberales, que persiguen a los institutos de la caridad católica.
8. ¿Qué es superstición, en el sentido natural de la palabra?
Superstición, en la verdadera significación de la palabra, es un culto falso, y puede ser tal de dos maneras:
1º Cuando se ofrecen a Dios actos que son contrarios al culto divino.
2º Cuando se tributa culto divino al demonio o a otra criatura.
9. ¿Qué entienden los liberales por superstición?
Con este nombre designan los liberales al culto católico: la Misa, los Sacramentos y las sagradas ceremonias.
Los incrédulos del siglo pasado son los autores de esta falsificación.
10. ¿Qué es hipocresía?
La hipocresía consiste en fingir o aparentar sentimientos buenos sin tenerlos realmente.
11. ¿Qué entienden los liberales por hipocresía?
Los liberales acusan de hipócrita toda manifestación de sentimientos cristianos; pues, como ellos no los tienen, juzgan que nadie puede tenerlos, según el axioma: “El ladrón a todos juzga de su condición.”Juzgan de esta manera a todas las asociaciones católicas y las manifestaciones públicas del culto, como son procesiones, comuniones generales y romerías.
12. ¿Qué es ultramontanismo y qué es ultramontano, en el decir de los liberales?
Ultramontano (literalmente: el que vive al otro lado de los montes) significa, en el sentido de los liberales, el que defiende los derechos del Papa y los de la Iglesia Romana. Significa pues esta palabra lo mismo que católico romano, y ultramontanismo es equivalente a catolicismo.
13. ¿Por qué nos dan los libérales este nombre, en vez de llamarnos sencillamente católicos?
Los de la secta emplean en general toda esta palabrería para aparentar una instrucción poco ordinaria; pero en el caso presente tienen otro motivo más. Cuando hablan o escriben en un país católico, saben bien que chocarían con el sentimiento general, si dijesen que hacen la guerra al catolicismo y a los católicos; por esto emplean las palabras de ultramontanos y ultramontanismo, fingiendo que respetan la religión del pueblo.
14. ¿Qué es clericalismo?
La palabra “clericalismo” viene de clero; y sirve a los liberales para indicar, como con un término de desprecio, la intervención de la Iglesia y sus ministros en los asuntos políticos.
Como los liberales pretenden que la política debe seguir su camino sin tomar en cuenta a Dios y la religión, no pueden convenir que la Iglesia repruebe sus arbitrariedades y reclame contra la política atea.
15. ¿Cuándo se introdujo el nombre de terrorismo en la historia?
El gobierno de los liberales franceses durante la gran revolución de Francia fue llamado “Reinado del terror” por las inauditas maldades que cometieron entonces los defensores del sistema liberal.
16. ¿Qué es terrorismo?
La palabra “terrorismo” viene de terror; y las cosas que inspiran más terror a los de la secta liberal son particularmente dos:
1ª La pena eterna del infierno decretada por Dios para los que no creen y no quieren sujetarse a la ley divina.
2ª El castigo legal de los revolucionarios, y, muy en especial, la pena de muerte.
Los liberales dan, por esta razón, el nombre de terroristas a los que creen en la existencia de la pena eterna del infierno, y a todos aquellos que sostienen que los revolucionarios son dignos de castigo, como los demás criminales.
En cuanto a lo primero, que es la pena eterna del infierno, por más que la nieguen los liberales, debemos dar crédito a las palabras de Nuestro Señor, quien en el día del juicio dirá así a los réprobos:“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles.” (San Mateo 25, 41.) Las protestas del liberalismo nada podrán contra esta amenaza aterradora; pues es sentencia de Dios que el hombre no podrá anular.
En cuanto al castigo de los que resisten a la autoridad legítima, debemos recordar lo que dice la Sagrada Escritura: “Los que resisten a la potestad resisten a Dios y se acarrean la condenación”; y conviene tener presente que el Papa León XIII declara reos de lesa sociedad a los perturbadores del orden público.
Pero, como el liberalismo se complace con dar en cara a los pueblos cristianos la aplicación de la pena de muerte, y forma de esto un cargo odioso al cristianismo, conviene tratar por separado esta cuestión.


De la pena de muerte


Observación previa: queremos manifestar la inconsecuencia y la inmensa hipocresía de la secta liberal, cuando se pone como enemiga de la pena de muerte y como protectora de la vida humana.
Al oír las protestas de la secta liberal contra la pena de muerte, establecida y decretada a los homicidas, sean estos revolucionarios o no, se debería suponer que el liberalismo está animado de un alto respeto de la vida humana. Nada es más falso. Una sola revolución liberal, la del siglo pasado, ha destruido más existencias humanas que todos los tribunales de justicia en las naciones cristianas, desde el tiempo que las hay en el mundo. Y nunca se ha desmentido en los partidos liberales este desprecio de la vida humana. Dígalo tanta sangre inocente derramada por ellos para subir al poder.
Mientras el liberalismo provoque estas revoluciones armadas y mate a sus contrarios sin forma de juicio, cese de declamar contra la pena de muerte, aplicada con tanta profusión por sus adeptos.
Esta inconsecuencia del liberalismo es tanto más incalificable, por cuanto de su principio fundamental no puede sacar ninguna razón para decretar la pena de muerte. En efecto, si el hombre es su propia ley y su propio dios, como lo enseña el liberalismo, es claro que nadie puede quitarle la vida.
Las naciones cristianas, cuando tenían leyes que aplicaban la pena de muerte a los reos de crímenes atroces, se apoyaban por lo menos en un principio de autoridad y de razón. En el derecho de los pueblos cristianos, la autoridad pública representa a Dios, el cual es dueño de la vida humana, y el magistrado, cuando decreta la pena de muerte, no procede como hombre particular, sino como ministro de la justicia divina. Por esto nos dice el apóstol San Pablo: “El príncipe es un ministro de Dios para tu bien. Pero si obras mal, tiembla: porque no en vano se ciñe la espada; siendo como es, ministro de Dios para ejercer su justicia, castigando al que obra mal.” (Rom. 13, 4).
Hemos querido manifestar la inconsecuencia de los liberales, y la evidente contradicción entre sus dichos y sus hechos.
Por último, les preguntaremos: ¿y qué es de la secta masónica, vuestra madre, con su veneno y sus puñales, con que arma el brazo de los hermanos de las logias, los cuales deben estar prontos para ejecutar los decretos de muerte lanzados por la secta? ¿A qué ese veneno terrible llamado “maná de San Nicolás”, cuyos secretos saben los masones, y con el cual matan sin ruido ni peligro?
De este terrorismo, ejercido en medio de la sociedad por la secta masónica, nos habla el Papa León XIII en las siguientes palabras: “Realmente no es raro que la pena del último suplicio sea impuesta entre ellos a los que están convictos de haber descubierto la disciplina secreta de la sociedad, o de haber resistido a las órdenes de los jefes; y esto se practica con tanta destreza, que la mayor parte de las veces el ejecutor de estas sentencias de muerte burla la justicia establecida para impedir los crímenes y castigarlos.
Pero vivir en el disimulo y querer envolverse en tinieblas; encadenar así con lazos estrechísimos y sin darles a conocer previamente a qué se obligan, a hombres de este modo reducidos a la condición de esclavos; emplear en todo género de atentados estos instrumentos pasivos de una voluntad extraña; armar, para el asesinato, manos con cuyo auxilio se asegura la impunidad del crimen, son prácticas monstruosas condenadas por la misma naturaleza. La razón y la verdad bastan, pues, para probar que la sociedad de que Nos hablamos está en formal contradicción con la justicia y la moral naturales.”

II.

DE LAS ASTUCIAS DE LA PRENSA LIBERAL Y MASÓNICA

¿Cuáles son los medios de engaño que emplea la prensa liberal?
Estos medios consisten, principalmente, en inventar y propalar cuentos y anécdotas injuriosas para la Iglesia y sus ministros y en ocultar y callar los hechos que honran al catolicismo.
El Obispo de Loja dirigió, poco ha, el siguiente aviso a sus diocesanos:
“Creemos necesario advertiros para vuestro desengaño, que no ha mucho leímos una circular dirigida por la principal logia masónica de Italia a las demás logias, en la que se inculcaba con diabólica malicia que trabajasen con todo empeño en desacreditar y desprestigia al Clero, porque, perdido por el pueblo el respeto y amor a los sacerdotes, con facilidad conseguirían lo que tanto desean, esto es, acabar con la religión.”
“La prensa contemporánea, dice un autor católico, discípula fiel de su maestro y corifeo Voltaire, que no cesaba de repetir: ‘Mentid, mentid siempre, porque algo quedará’, no deja escapar ocasión alguna de declamar contra las más respetables instituciones. Sus escritores desfiguran los hechos, exageran los abusos, búrlanse de lo más sagrado: no hay para ellos chiste soez, anécdota ridícula, injuria ni calumnia; todo es medio excelente con tal que logren el infame proyecto de arrancar del corazón de los fieles la confianza y el respeto que merecen los ministros del Señor.”
CAPITULO UNDÉCIMO

DEL PROTESTANTISMO

Y DE LOS DEMÁS SISTEMAS RACIONALISTAS

EN SU RELACIÓN CON EL LIBERALISMO

El liberalismo considerado en su fuente y origen, que es el protestantismo. — Los errores modernos, esto es, racionalismo, naturalismo y positivismo, hijos del liberalismo.
La apostasía de una parte considerable de los pueblos de Europa, en el siglo XVI, con nombre de protestantismo, no fue otra cosa que un alzamiento de la razón humana contra Dios, quien nos habla y nos guía por medio de la Iglesia; fue la pretensión de creer, pensar y hablar sin sujeción a Dios.
Y ¿qué frutos ha dado esta teoría? Hoy, al cabo de casi cuatro siglos, la apostasía ha llegado al último resultado de aquel principio, a la consecuencia que de él han sacado comunistas, socialistas y anarquistas.
“¡Ni Dios ni ley!” Guerra, revolución, ruina y calamidades por doquiera, sin esperanza de hallar los pueblos y sus gobiernos una base de orden y paz; pues, dado y admitido que cada uno no tenga más ley que su querer propio, todo ha de ser inevitablemente caos y anarquía.
Brevemente lo manifestaremos en los artículos que siguen.


ARTICULO PRIMERO

DEL PROTESTANTISMO

EN CUANTO ES FUENTE Y ORIGEN

DEL RACIONALISMO Y DE LA LIBERTAD DE PENSAR


1. ¿Cuál es el principio fundamental de todas las sectas protestantes?
El principio con que todas las sectas protestantes pretendieron justificar su apostasía, es la independencia y soberanía de la razón humana respecto de la autoridad divina de la Iglesia.
2. Pero, ¿no reconocen los protestantes en la palabra de Dios, o sea en la biblia, la regla de la fe cristiana?
La regla de sus creencias es para los protestantes la razón de cada uno y, si admiten los libros sagrados, es tan sólo a condición de entenderlos y explicarlos a su modo.
3. Pero, ¿no creen acaso los protestantes en la divinidad de Jesucristo, y en los demás misterios y milagros del Evangelio?
Muchísimos protestantes, en virtud de la libertad de pensar, rechazan la divinidad de Jesucristo con los misterios y los milagros de los Santos Evangelios, diciendo que su razón no admite sino lo que comprende.
4. ¿Qué regla y norma queda, por consiguiente al protestante para formarse sus creencias religiosas?
Nada más que su flaca razón humana, o sea la libertad de pensar o creer como le plazca, absolutamente como en el sistema racionalista y liberal.
5. ¿Cómo concilia el protestante su libertad de pensar con las palabras de la Biblia que nos mandan escuchar y obedecer las enseñanzas de la Iglesia?
No las puede conciliar, pues en la Biblia está escrito que la Iglesia y no la razón humana es la columna de la verdad: “La Iglesia es columna y fundamento de la verdad” (I Tim. 3, 15). Que el que oye a sus pastores, oye al mismo Dios: “El que a vosotros oye, a Mi me oye” (San Lucas 10, 16), y que mejor es creer con la fe que comprender con la razón lo que Dios ha revelado: “Bienaventurados los que no ven y creen” (San Juan 20, 29).
Todo esto se halla claramente en el Nuevo Testamento y, por consiguiente, los protestantes se ponen en contradicción con su propia Biblia, cuando anteponen su juicio propio a las enseñanzas de la Iglesia.
Por lo dicho se ve que el protestantismo, adoptando la libertad del pensamiento en oposición con la autoridad de Dios, es el autor del racionalismo y de todas las teorías liberales.


ARTÍCULO SEGUNDO

DE LOS DIVERSOS SISTEMAS RACIONALISTAS

I. Del racionalismo propiamente dicho

1. ¿Qué cosa es racionalismo?

Por racionalismo se entiende una teoría que, apoyándose en el pensamiento libre, sobrepone la razón humana a la fe divina; por cuanto no admite ninguna verdad religiosa que la razón por sus solas fuerzas no puede descubrir y explicar; rechaza por consiguiente todos los misterios revelados y todos los milagros del Evangelio.

2. ¿Qué diferencia existe entre el sistema protestante y el racionalismo?

El protestante, aunque tome por regla de sus creencias religiosas la razón, se reserva, sin embargo, el derecho de admitir ciertos misterios revelados; el racionalista los rechaza todos, y no admite como verdadero sino aquello que puede comprender. Así es que hay protestantes creyentes y otros que son meros racionalistas; los primeros conservan parte de la fe cristiana, los otros no tienen nada de cristianos.

3. ¿En qué se descubre el error de los racionalistas?

Los racionalistas, al pretender que el hombre no debe admitir como cierto y verdadero sino lo que su razón puede explicar, confunden dos cosas distintas que son la certeza y la evidencia de una verdad.

4. ¿Qué diferencia hay entre la certeza y la evidencia de una cosa?

Hay certeza de una cosa cuando me consta, aunque ignore el cómo o porqué de ella; esta certeza se funda en la autoridad de otro. Hay evidencia cuando veo el cómo y porqué de una verdad; en otros términos, cuando la comprendo.

5. ¿Pide acaso la misma razón que admitamos como cierta una verdad suficientemente probada, aun cuando sea superior a nuestros alcances?

La misma razón no puede rechazar aquello que está suficientemente comprobado por el testimonio fidedigno de quien puede saberlo, aunque no vea el cómo o porqué de ello.

Nota: No se podría dar un paso en la vida social, si tan sólo se admitiese como cierto aquello que se ve o comprende.

Prudentemente cree el enfermo a un médico, sabio y acreditado, cuando éste le indica la causa, el carácter y el remedio de su enfermedad, aun cuando el paciente no entienda nada en medicina, ni siquiera los términos del arte. Los químicos, los astrónomos, los matemáticos son creídos sobre su palabra, cuando nos exponen sus respectivas ciencias, que para los más son verdaderos misterios; pues, si creemos a los hombres por la autoridad que les da su ciencia o inteligencia superior, ¿por qué no hemos de creer a Dios, cuya autoridad es soberana y cuya inteligencia lo abarca todo?

6. Pero, ¿por qué nos propone Dios verdades que la razón no puede entender?

Cuando Dios nos comunica verdades superiores a nuestra razón, nos exige la adoración que debemos a su infinita sabiduría por medio de la humilde sumisión de nuestra inteligencia. Y en esto cumplimos con un deber evidente, pues no conviene a la Majestad de Dios raciocinar y argumentar con su criatura como para convencerla; Él habla y nosotros debemos creer. ¿Qué padre no se indignaría contra su hijo, si éste le exigiese pruebas y razones de cuanto le dice?

7. ¿Puede suponerse que Dios nos obligue a creer lo que es contrario a la razón?
Suponer esto es contrariar a la misma razón humana, la cual ve en Dios la suprema inteligencia y la verdad perfecta, la cual no puede proponernos sino verdades.

8. Pero, ¿no es acaso contra toda razón exigir de nosotros que creamos en Dios uno y trino?, pues lo que es uno no puede ser trino.
Contradictorio y por consiguiente absurdo es afirmar dos cosas que no pueden ser a la vez; pero, hablando de la Santísima Trinidad, no afirmamos que en ella hay a la vez un Dios y tres dioses, sino que en un solo Ser divino hay tres Personas distintas; y por más que la razón humana se canse, ella no probará nunca que en esto haya contradicción y oposición. Lo mismo sucede en todos los demás misterios revelados, por cuanto superan a la razón, pero no la contradicen.




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