Marco Antonio Guzmán Neyra - Facebook
Ekeko (Equeco) es un dios de la abundancia, fecundidad y alegría. Así mismo es una manifestación cultural característica del altiplano andino y aún hoy en día recibe culto en Bolivia, Perú, las regiones del norte de Chile y Argentina así como el oriente de Venezuela, donde concretamente se le conoce con el nombre de Don Juan del Dinero.
Es un ídolo que se cree provee de abundancia al hogar donde se le tributa ofrendas de cigarrillos.
Toma la forma de un hombre de corta estatura, sonriente, ligeramente grueso, vestido con ropas típicas del altiplano o también ropa de ejecutivo u hombre de negocio e incluso ropa de mendigo. Suele cargar gran cantidad de bultos de alimentos y otros bienes de primera necesidad que cuelgan de sus ropas, en un pie, le falta una sandalia.
Actualmente la estatuilla que lo representa, dispone de un orificio apropiado en su boca para poder introducirle un tabaco o puro encendido.
Historia
Se piensa que se originó entre los habitantes de la cultura Tiahuanaco. Tras la conquista, lo habrían adaptado los aimaras y luego los incas, quienes lo convirtieron en símbolo de la fertilidad y la buena suerte.
- Ecaco, I. Thunnupa. Nombre de uno de quien los indios antiguos cuentan muchas fábulas y muchos aún en estos tiempos las tienen por verdaderas y así sería bien procurar deshacer esta persuasión que tienen, por embuste del demonio.
*Dios fue tenido destos indios vno a quien llamauan Tunuupa, de quien cuentan infinitas cosas, dellas muy indignas no solo de Dios, sino de qualquier hombre de razón, otras tiran algo a los misterios de nuestra fe...Ludovico Bertonio (1612)3
El arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés opinaba que las antiquísimas figuras antropomorfas (con joroba prominente y apéndice fálico) serían de la época del Imperio inca, y antecesoras del equeco de la época de la colonia.4Manuel Rigoberto Paredes de Iturri escribió que estas diminutas estatuillas fálicas serían remanentes de remotas fiestas sagradas del solsticio de verano.5
En sus inicios, el equeco era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no llevaba ningún tipo de vestimenta: su desnudez era el símbolo de la fertilidad.
La Iglesia Católica intentó erradicar su culto en tiempos de la colonia, sin mayor éxito, aunque la imagen llegó a sufrir ciertos cambios: fue vestida y sus rasgos cambiaron a los de un mestizo.
Hoy en día, existe especialmente en regiones de Perú y Bolivia, la creencia de que el equeco es capaz de conceder los deseos de sus seguidores si estos le ofrecen una copia de ellos en miniatura, y muchos tienen en casa una imagen para que les resuelva los problemas, dejando dinero a su lado y manteniendo un cigarro encendido en su boca, que si se consume hasta la mitad es señal de mal augurio, pero si se llega a consumir totalmente le puede conceder el deseo al ofrendante. Las figuras que le ofrecen son de cerámica, metal opiedra reproducciones exactas del objeto de sus peticiones: automóviles,electrodomésticos y alimentos. Cuando se desea amor, se le entregan miniaturas de gallos y gallinas. La deidad es conocida en los diferentes lugares del mundo donde colonias de emigrantes bolivianos han extendido su culto, haciendo réplicas para la feria de Alasitas o promoviendo su adoración a través de sus estatuillas.
La figura del equeco tomó gran popularidad en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante el periodo hiperinflacionario de los años ochenta. Allí sus adeptos lo toman como una especie de patrono de la fortuna.
En Chile, el nombre equeco se utiliza como apelativo coloquial para referirse a alguien que carga muchos objetos, como la deidad. Así mismo, es común que una persona que llegue a un lugar cargando muchas cosas durante su camino afirme que "parecía un equeco" respecto a los demás.
OTRA INFORMACIÓN SOBRE EL EKEKO
Cada 24 de enero se celebra en el Perú el 'Día del Ekeko', un clásico muñeco con forma humana, del cual se afirma que representa la abundancia, la fecundidad y la alegría. Vale la oportunidad para dedicarle unas líneas el día de hoy y saber algo de el. Ante todo ¿qué es el Ekeko y de donde proviene? Forma parte de la mitología andina y a diferencia del Muki - un duende maligno del cual se dice que habita en las minas al que hay que matar a latigazos para quedarse con su oro - el Ekeko es “ benévolo” y es capaz de conceder todos los deseos con solo pedirlos. Representado como un hombre sonriente de aproximadamente 40 años, rostro arrugado, ojos vivaces, la boca abierta en una mueca de risa y los brazos extendidos como dispuesto a brindar un abrazo fraternal. Vestido con un atuendo tipico de la zona - sombrero, chullo, bufanda y poncho - al cual se le sobrecarga con toda clase de objetos en miniatura, sean billetes de dólar, electrodomésticos, automóviles, alimentos y todo lo que uno desee .Eso si, el ekeko debe ser regalado y no comprado para que sea efectivo, Además suele colocársele un cigarro encendido en la boca que si se consume hasta la mitad es señal de mal augurio, pero si se llega a consumir totalmente le puede conceder el deseo al oferente. Caso contrario, suele ser “castigado” y hasta decapitado si no cumple con lo que se pide (lo que me imagino debe ocurrir con mucha frecuencia, porque un muñeco que conceda todos los deseos ... venga ya) Su área de influencia se extiende por los Andes del Perú y Bolivia, llegando hasta la Argentina donde suele ser conocido con otros nombres. Su origen se remonta a los antiguos Tiahuanaco quienes lo adoraban porque creían que ahuyentaba la desgracia de los hogares Tras la anexión del territorio al Imperio Inca, estos adoptaron a la “deidad” y lo convirtieron en símbolo de la fertilidad y la buena suerte.A pesar de siglos de “cristianización” a cargo de los curas pederastas que - como una plaga de langostas llegaron junto con los españoles - esta costumbre ancestral persiste hasta el día de hoy. En el 2009 hizo noticia, porque un folclórico personaje que gobierna Bolivia pretendió apropiarse de el, proclamándolo como patrimonio cultural de ese país, como si no tendría cosas mas importantes que hacer.
La demonología andina en realidad se tejen entre los recovecos secretos de la astucia de los demonios que se aparecen en distintas formas . Lo importante es que debemos saber, es que todo va relacionado con este mundo subterráneo de la hechicería de los pueblos de la sierra, que están llenos de leyendas ancestrales, y que bien dominan los brujos o chamanes de esos lugares para sus encantamientos del cual aprovechan por culpa de la neblina intelectual y falta a la fidelidad de la religión católica que en siglos pasados procuró liberarlos de tales esclavitudes infernales.
El Súpay, también conocido como Zupay o Diablo andino, es el genio del mal, un dios-demonio originario de las mitologías Aymara e Inca de la Civilización andina sudamericana. Su morada era denominada Supaihuasin, lo que en lengua quichua señala los infiernos. Se lo relaciona con las brujas y la Salamanca una guarida, llamada igual que la prestigiosa universidad española. En esta cueva subterránea sus adeptos al asisten para aprender toda clase de encantamientos maléficos con los que arruinar la vida del prójimo.
Según los mitos andinos, surgió de la esencia del caos es rebelde e instigador por naturaleza y es muy temido debido a su capacidad de metamorfosis. Se le ve comúnmente como un jinete muy bien vestido, sus finas ropas negras están adornadas de oro y plata. Deambula por las zonas del centro y norte de Argentina apareciéndose a los viajeros en las noches de martes y viernes, días predilectos de las brujas y los que se dedican a la hechicería. Después los lleva de juerga; tras unas horas de sabrosa comida y bebida, el Súpay propone a su homenajeado un pacto difícil de resistir, ofrece honores y riquezas por un tiempo definido a cambio de su alma.
También puede aparecerse como un viento llamado Huayra Muyoj, que al chocar con otra corriente provoca un remolino, el cual se origina en medio del monte y se lleva todo lo que le sale al paso. Por esta razón cuando el viento sopla fuerte, las personas temerosas dicen — ¡Cruz! ¡Cruz! ¡Cruz!—pidiéndole a Dios que el maléfico remolino cambie de rumbo.
También los nativos hablan del pequeño Súpay, un travieso enano que deambula por zonas rurales buscando niños que raptar y preparar con ellos pócimas de hechicería.---- ¿ seria este el ekeko en mención ? .Y por último leamos esta recopilación.
Según los mitos andinos, surgió de la esencia del caos es rebelde e instigador por naturaleza y es muy temido debido a su capacidad de metamorfosis. Se le ve comúnmente como un jinete muy bien vestido, sus finas ropas negras están adornadas de oro y plata. Deambula por las zonas del centro y norte de Argentina apareciéndose a los viajeros en las noches de martes y viernes, días predilectos de las brujas y los que se dedican a la hechicería. Después los lleva de juerga; tras unas horas de sabrosa comida y bebida, el Súpay propone a su homenajeado un pacto difícil de resistir, ofrece honores y riquezas por un tiempo definido a cambio de su alma.
También puede aparecerse como un viento llamado Huayra Muyoj, que al chocar con otra corriente provoca un remolino, el cual se origina en medio del monte y se lleva todo lo que le sale al paso. Por esta razón cuando el viento sopla fuerte, las personas temerosas dicen — ¡Cruz! ¡Cruz! ¡Cruz!—pidiéndole a Dios que el maléfico remolino cambie de rumbo.
También los nativos hablan del pequeño Súpay, un travieso enano que deambula por zonas rurales buscando niños que raptar y preparar con ellos pócimas de hechicería.---- ¿ seria este el ekeko en mención ? .Y por último leamos esta recopilación.
DIOSES MALIGNOS DEL PUEBLO COLLA
El mundo religioso de los Collas no puede prescindir de los espíritus maléficos. Lo sienten cercano y siempre andan rondando por sus vidas. Son los dioses malignos, enemigos de la divinidad y en lucha permanente con los dioses y los hombres.
En la cultura colla, los espíritus malignos tomaban diversos nombres: coquena, tío o supay, momo, ekeko, mandinga, etc. Los demonios actuales surgen del sincretismo entre el "Satán" de la cultura hispano-cristiana y los "anchanchus" de la tradición ancestral.
Entre los antepasados de los Collas, los demonios tienen entidad cuasidivina, hacen la competencia a los dioses y dañan a los humanos que no les adoran y sirven. Son los dioses malignos. De ellos aún quedan reminiscencias en la religiosidad del pueblo colla. Veámoslo.
a) El coquena
Dios ecológico. La inmensidad del paisaje de la Quebrada y de la Puna impone un resto sagrado, casi un miedo cósmico y telúrico. Los Collas se sienten aislados y perdidos en medio de los cerros y del desierto. Necesitan de los espíritus para proteger sus vidas y defender sus rebaños. Desde tiempos muy remotos creyeron en el coquena, espíritu protector de llamas y ovejas, de vicuñas y suris, y, en general, de todos los animales de la zona. Seria un dios ecológico, viviendo y actuando en la tierra de los Collas.
En la actualidad son bastantes los "antigüelos" que siguen creyendo en el coquena, asegurando que lo han visto vestido de blanco, defendiendo a los animales de los cazadores. Es posible que el pueblo colla siga aceptando el mito del coquena como un correctivo para respetar la Naturaleza y los animales. ¿Seria esta la razón de la escasez de cazadores entre los habitantes de la Quebrada y de la Puna?.
b) El tío
Dios de las minas. Los mineros tienen un gran respeto al diablo, al que llaman "tío" o "supay", palabra quechua que significa pequeño dios, solitario y destructor. Según leyendas indígenas, el "supay" tuvo el presentimiento de la llegada de los españoles a los Andes: "Un ejército de hombres vestidos de metal, montando desconocidos cuadrúpedos, llegará muy pronto". Antes de entrar en combate con los nativos, "supay" huyó y se escondió en la cordillera andina, apareciendo más tarde en las oscuras galerías de las minas donde los españoles hicieron trabajar a los indios.
Desde entonces, "supay" se convirtió en protector de los mineros andinos, cuida sus llamas y los libra de accidentes y enfermedades. A la entrada de las minas se encuentra una imagen del "tío" y los mineros, mezcla de temor y veneración, le presentan ofrendas, bailan con máscaras en su honor y "challan" con chicha y alcohol. Procuran ganarse su amistad para que no falte mineral, ni se produzca alguna desgracia en el interior de la mina. Ni la mujer ni el sacerdote pueden entrar en ella; de los contrario se enojaría el "tío" y podría mandar algún castigo. Lo mismo podría ocurrir si no se "corpacha" el primero de agosto.
Actualmente, en las minas de la Puna, los Collas suelen levantar altares y colocar imágenes del "tío" en las galerías más profundas. Representa al "ucaco" del mineral, algunos le llaman Wilapari, y tiene como misión principal encontrar las vetas más ricas escondidas en el cerro. Le prenden velas y le llevan ofrendas para tenerlo contento y conseguir sus favores.
c) El dios momo
Durante el carnaval, un pequeño demonio implanta su reino en medio de los Collas, que le tributan un culto especial durante las endiabladas fiestas "carnestolendas". Es "momo", personificación de la alegría desbordada, de la crítica jocosa y del sarcasmo. Unas veces se representa como mujer, otras como hombre, y siempre va acompañado de un cortejo de simpatizantes dispuestos al banquete y al baile.
Una vez instalado el tiempo mítico del carnaval, se desentierra el "dios momo", y andará suelto por la Quebrada y Puna, haciendo estragos entre los Collas que, ingenuamente, caerán en sus redes y tiraran por la borda multitud de represiones y sufrimientos ancestrales.
d) El ekeko
Dios de las riquezas. Aunque los antropólogos no se ponen de acuerdo, parece que el "ekeko" era uno de los dioses aimaras y de origen preincaico.
El "ekeko", desconocido durante mucho tiempo entre los Collas, en los últimos años está tomando mucho auge y en franco proceso de expansión en determinadas zonas de la Quebrada y de la Puna. Es un amuleto o talismán antropomórfico y representa a un enano anciano, ventrudo, de raza blanca, pero vestido con indumentaria indígena. Se le asigna el poder para conseguir fortuna, dinero y felicidad.
"Soy el Dios de la abundancia, indígena es mi leyenda; doy a su hogar abundancia, no me arrojes ni me vendas."
e) El mandinga
Con la llegada de los españoles, los misioneros predicaron también la existencia y la realidad del diablo. Las culturas indígenas lo aceptaron y asumieron fácilmente dentro de su mundo religioso.
Le llamaran satanás, lucifer o, simplemente, demonio. Se identifica con el espíritu del mal y, en ocasiones, es la misma encarnación del mal. Entre los Collas, el hombre común y popular por el cual se conoce es mandinga. ¿Cuál sería su identidad y misión?. Para el pueblo colla, el mandinga es un espíritu o un dios maligno que puede ser poseído por las personas y andar vagando, al mismo tiempo, por lugares y parajes, tramando desgracias y accidentes.
Es el responsable de las viviendas y personas castigadas por el rayo, de la enfermedad de la hacienda o de las muertes prematuras de niños y adolescentes.
El mandinga actúa también en la conciencia de la gente, para incitarlos al mal y al error. En determinadas ocasiones, los poseídos diabólicos son provocados por el mandinga para sembrar el miedo y el terror de los vecinos. Por eso, aún en la actualidad, en ciertos lugares de la Quebrada y de la Puna se siguen practicando los ritos de exorcismos y las conjuras.
Me pareció muy interesante el artículo, muy completo.
ResponderEliminarmuy completo el resumen, aprendi mucho, superaron a gonzalo Angles,
ResponderEliminarmuy completo el resumen, aprendi mucho, superaron a gonzalo Angles,
ResponderEliminarBuenas tardes que pasa si no kae la ceniza del cigarro q fumó ekeko que quiere decir
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