viernes, 12 de diciembre de 2014

COMUNISMO , POPULISMO Y POBREZA

"Los enemigos de la Iglesia no
 descansan , siempre buscando
 donde golpear ".

Marco Antonio Guzmán Neyra | Facebook

INSÓLITO ENCUENTRO EN EL VATICANO

Comunismo, populismo y pobreza

Lunes 3 de noviembre de 2014
Nuestro compatriota don Julio Loredo de Izcue, radicado en Italia y actual presidente de la TFP de ese país, como experimentado analista acompaña de cerca desde hace décadas la marcha de los acontecimientos eclesiásticos, particularmente en cuanto afectan los rumbos de la sociedad civil. A ese título analiza un aspecto del encuentro mundial de los autodenominados “movimientos populares” recientemente realizado en el Vaticano.

EL COMUNISMO, ¿AMIGO DE LOS POBRES?

Julio Loredo de Izcue
No es raro oír decir, aquí y allá, que el comunismo ha sido “una idea buena, mal aplicada”. A despecho de sus experiencias concretas —todas ellas terminadas puntualmente en catástrofes—, en el Encuentro de “movimientos populares” organizado del 28 al 30 octubre por el Pontificio Consejo Justicia y Paz en el Vaticano, con la presencia del Papa Francisco y de más de cien representantes de movimientos a menudo ligados a la extrema izquierda, ha resurgido la tesis según la cual el comunismo contendría un “núcleo positivo” que se trataría de recuperar: habría sido un “amigo de los pobres”.

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Jacques Maritain, el ideólogo del viraje a la izquierda de la Acción Católica.
Además de ser doctrinariamente discutible, esa tesis es históricamente falsa. En el campo católico fue enunciada por Jacques Maritain, el ideólogo del viraje a la izquierda de la Acción Católica, quien la aplicó indistintamente al socialismo como al comunismo: “El socialismo ha sido en el siglo XIX una protesta de la conciencia humana y de sus instintos más generosos contra males que clamaban al cielo. (…) El socialismo ha amado a los pobres [1]. Esta visión lírica, Maritain la extendía al comunismo soviético: “Por primera vez en la historia, escribía recientemente Maximo Gorki a propósito del comunismo soviético, el verdadero amor del hombre es organizado como una fuerza creadora y se coloca como objetivo la emancipación de miles de trabajadores. Nosotros creemos en la profunda sinceridad de las palabras de Gorki” [2].
Era también la tesis del uruguayo Alberto Methol Ferré, mentor filosófico de una generación entera de eclesiásticos latinoamericanos de línea “populista”. Según Methol, el mal del marxismo reside apenas en su ateísmo: “La Iglesia rechazaba el marxismo esencialmente por lo que contenía de ateísmo”. El sistema de Karl Marx, en cambio, tendría un elemento válido: “Lo que es más válido en el marxismo era la crítica al capitalismo” [3].
Este elemento “válido” induce al filósofo uruguayo a defender aspectos de la autodenominada Teología de la Liberación, de origen marxista: “La teología de la liberación puede ser también leída como una tentativa de asumir lo mejor del marxismo. (…) Esta teología ha prestado un inestimable servicio repensando la política en función del bien común, y por tanto en relación estrecha con la opción preferencial por los pobres y la justicia”  [4].
Asombra ver personajes del mundo católico que exaltan un sistema definido por el Magisterio de la Iglesia como “detestable secta” [5]“secta abominable” [6], sistema “intrínsecamente perverso” [7]“vergüenza de nuestro tiempo” [8], fruto de un “error fundamental” [9]. Un sistema con el cual, en las palabras de Pío XI, “no se puede admitir la colaboración en ningún campo”. De hecho, por decreto del Santo Oficio de 1949 cualquier colaboración con el comunismo llevaba a la excomunión latae sententiae.
Como ya dijimos, la tesis de un comunismo “amigo de los pobres” es un error como postulado y una falacia en los hechos. Lejos de ser un amigo, el comunismo es el peor enemigo de los pobres. Dondequiera que haya sido aplicado —en todas sus combinaciones, variantes y declinaciones— la consecuencia ha sido siempre un aumento vertiginoso de la pobreza y de los males sociales. La izquierda no hace tanto una opción preferencial por los pobres cuanto por la pobreza misma. Tenía razón el periodista Indro Montanelli cuando decía: “La izquierda ama tanto a los pobres que siempre que sube al poder aumenta su número”...

Del viejo comunismo al nuevo populismo, un mismo núcleo revolucionario

El comunismo truculento y degollador subsiste hoy apenas en algunos puntos dispersos, como Corea del Norte y Cuba, mientras que la izquierda, especialmente en América Latina, se proclama más bien “populista”. Tal populismo, no obstante, conserva el núcleo revolucionario del viejo comunismo: una visión igualitaria y socialista, hostil a la propiedad privada y a la libre iniciativa.
Dado que, no obstante su nombre, el populismo no viene nunca del pueblo, sino de élites revolucionarias, siempre es impuesto con medidas de fuerza, desmintiendo su pretendido carácter democrático. Y además, una vez implantado ha demostrado ser el peor enemigo del pueblo.
El fracaso del socialismo en la Cuba castrista —para quedarnos en el continente del Papa Francisco— es tal que el salario medio aún hoy es de apenas US$ 21,00 mensuales, de lejos el más bajo de América Latina, e“insuficiente para satisfacer las necesidades más elementales de la población”, como tuvo que reconocerlo el propio presidente Raúl Castro. Datos recientemente publicados por el economista Raúl Sandoval, de la Universidad de La Habana, muestran que el 70% de las casas en Cuba están en estado de deterioro [10].
Otro ejemplo es Venezuela. País rico en recursos petrolíferos, floreciente hasta haber sido comparado en los años setenta a una “Florida sudamericana”, está hoy reducido por el socialismo chavista a la “situación económica de un país en guerra” [11], en que lo trágico roza con lo ridículo. Recientemente, dada la crónica carencia de champú en las tiendas, el “Ministro para el Ecosocialismo” (sic), Ricardo Molina ha sugerido a sus conciudadanos que no se laven el cabello, como forma de “sacrificio revolucionario” [12].
Otro ejemplo es el Ecuador, que aunque rico en recursos petrolíferos, fue sin embargo obligado en el año 2008 a declarar default (cesación de pagos) sobre su deuda externa, y con ello ya no logra más encontrar líneas de crédito internacionales. En 2013, China debió volar en su ayuda, adquiriendo toda su producción de petróleo [13].
Hay también el ejemplo de la Argentina de la peronista Cristina Kirchner, igualmente forzada a declarar —por segunda vez en pocos años— default de la deuda externa. Según estudios independientes, la pobreza ahora ha alcanzado al 36,5% de la población argentina, obligando al Indec (Instituto Nacional de Estatística y Censos) a falsear las cifras para no desplomarse a niveles del cuarto mundo [14].
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Sesión del Encuentro Internacional de Movimientos Populares, organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz y realizado en el Vaticano.
Sin embargo —¡oh misterio!— son precisamente estos sistemas fallidos los que a fines de octubre fueron defendidos por los militantes de los “movimientos populares” reunidos en el Vaticano, bajo la égida del Papa Francisco. Desde el líder cocalero boliviano Evo Morales a los anarquistas militantes del “Centro Social Leoncavallo” —famosos por sus agresiones físicas a figuras políticas conservadoras—, la izquierda antagonista se ha dado cita en San Pedro. Predominaron los movimientos latinoamericanos. Los trabajos, incluidas las intervenciones del Pontífice, fueron en español, como también la Declaración final. Un blog comunista cubano se refirió al evento como la “Asamblea mundial de los pobres en lucha”.

¿Opción por los pobres, o por la pobreza?

Un protagonista del encuentro fue João Pedro Stédile, líder del Movimiento de los sin tierra (MST) brasilero, de orientación marxista y subversiva. Precisamente el lema del MST, “Ningún campesino sin tierra”, fue trascrito en la conclusión de la Declaración final. Por medio de acciones frecuentemente violentas, el MST defiende una “reforma agraria” socialista y confiscatoria, es decir, la expropiación de las propiedades rurales para distribuir la tierra a los campesinos, agrupados en “asentamientos”inspirados en los kolkhozes soviéticos.
Pero sucede que el propio presidente del INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria), Francisco Graziano Neto, ha declarado:“La reforma agraria se configura como el peor fracaso de la política pública de nuestro País [15]. La mayor parte de los “asentamientos” se han transformado en verdaderes “favelas rurales” improductivas, como lo ha admitido recientemente el ministro Gilberto Carvalho [16]. No obstante —¡siempre el misterio!—, precisamente estas favelas son propuestas por el MST como solución “populista” al problema de la tierra.
Para quien acompaña de cerca la realidad latinoamericana, los resultados del Encuentro mundial de los “movimientos populares” acogido en el Vaticano suscitan perplejidad y aprensión. Muchos de los movimientos que han participado de él pertenecen a la extrema izquierda. Un eventual aval eclesiástico a éstos correría serio riesgo de ser interpretado como un sostén político a dicha izquierda, con resultados catastróficos para aquel mismo pueblo que se querría defender. ¿Es ésta la intención?
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Evo Morales, hasta una tribuna católica es válida si se trata de servir a la ideología comuno-indigenista.
Se oye también decir que, en el contexto de la grave crisis económica que venimos atravesando, después de años de “neoliberalismo”, un populismo renovado sería capaz de inspirar una nueva conciencia social que coloque a los pobres en el centro de las atenciones. Una tal conciencia sería legítima, y hasta digna de apoyo. El problema es si tal populismo sería capaz de ello. Un análisis atento demuestra, en este caso, cómo dicha izquierda no está tanto a favor de los pobres sino de la misma pobreza, obstinándose en proponer sistemas socioeconómicos que históricamente se revelaron fallidos y gravemente nocivos para las clases más desfavorecidas — precisamente aquellas a las que se pretende ayudar.
Así, tomando prestada la expresión irónica del teólogo jesuita Horacio Bojorge, podemos decir que este populismo no es otra cosa que un “salvavidas de plomo” para los pobres. O sea, un fraude más, en la larga cadena de fraudes que jalonan el nefasto itinerario de la izquierda mundial.

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