viernes, 31 de julio de 2015

EL ODIO DE SATANÁS CONTRA LA MISA VERDADERA


Marco Antonio Guzmán Neyra | Facebook


El Odio de Satanás contra la Misa


Por el R.P. Guillaume Devillers, FSSPX

Iesus Christus Nº 102, Noviembre – Diciembre 2005

En el año 1957 Jean Ousset publicaba su obra maestra, "Para que Él reine". El texto que sigue se encuentra en las primeras ediciones, tanto francesas como españolas. En perfecto acuerdo con la doctrina tradicional de la Iglesia, el autor nos muestra aquí cómo la Misa está en el centro del combate apocalíptico que se desarrolla entre la revolución satánica y la Iglesia. Con esta precisión, sin embargo: la Misa sí, pero "la Misa dicha y bien dicha", es decir, según la voluntad misma de Dios expresada por los sagrados cánones de la Iglesia.

Tengamos en cuenta que la Misa nueva, tal como se celebra hoy en día, no había sido aún inventada por el Padre Bugnini, de infeliz memoria, pero sí se empezaba a difundir en el clero un espíritu de innovación que pronto terminaría en el desastre conciliar y pos-conciliar.

Estas páginas son admirables y merecen ser leídas y meditadas por todos los que desean trabajar eficazmente "para que Él reine". Es, en primer lugar, por la Misa que Nuestro Señor reinará en los corazones y en las instituciones sociales o políticas para que las almas se salven.

Mons. Lefebvre aprobó plenamente no sólo el libro sino también la obra de la Ciudad Católica, con todos los principios doctrinales y modos de acción que ella profesaba y que el libro expone.
Ignoramos por qué motivos este capítulo fundamental sobre la Misa ha sido suprimido de las ediciones posteriores. Pero está claro que no encaja absolutamente ni con las nuevas enseñanzas ecumenistas y liberales del Concilio Vaticano, ni con el rito reformado de la misa nueva que las expresa.
El lector encontrará en un cuadro aparte la carta de Mons. Lefebvre publicada en las primeras ediciones del libro. Destaquemos esta frase: "Nuestro Señor reinará en la ciudad cuando algunos miles de discípulos estén convencidos de la verdad que les es transmitida y que esta verdad es una fuerza capaz de transformarlo todo".
Apoyados, pues, en la doctrina que nos ha sido transmitida y sobre el Santo Sacrificio de la Misa, según el rito tradicional, procuremos colaborar con celo para esta gran obra del reinado de Jesús y María.

Odio de Satanás contra Jesucristo y Su Iglesia

"Satanás combate en todas partes —escribe el R. P. Fahey— y en todas partes intenta eliminar lo sobrenatural. El ser entero de este puro espíritu, toda esa incansable energía, de la cual nosotros, pobres criaturas de músculos y nervios, no podemos hacernos una idea adecuada, está, siempre y por todas partes, dirigida contra la sumisión sobrenaturalmente amorosa a la Santísima Trinidad. Nosotros cambiamos de parecer y tenemos necesidad de descanso y de sueño. No le ocurre lo mismo a Satanás. Toda su espantosa energía está dirigida, sin cesar, con el más infatigable encarnizamiento, contra la obra de salvación y de restauración del Verbo hecho carne".

Hemos visto que el resultado de tal revuelta era, sobre el plan de las ideas, el naturalismo.
Desde el punto de vista en que ahora nos situamos, el de un combate más concreto, podemos observar que los ataques del infierno tendrán, primeramente, como objetivo la humanidad en general, en cuanto privilegiada del Amor divino; seguidamente el orden cristiano más estrictamente considerado, y en fin, la Iglesia Católica, más directamente vulnerable en sus miembros, laicos o sacerdotes. Los sacerdotes, sobre todo, serán el objeto del odio infernal, no solamente porque son los cristianos por excelencia, sino porque son los hombres de la Misa.

La Misa es, en efecto, la renovación de ese sacrificio del Calvario por el cual la humanidad se reconcilia con Dios, con lo que el orden inicial se encuentra de esta forma restablecido por una unión nueva, en cierta manera, de lo natural y de lo sobrenatural: unión que habían destruido y como rechazado nuestros primeros padres.

"El olvido de esas verdades fundamentales —escribe el R. P. Fahey— hace difícil a las gentes, que no leen más que los periódicos y frecuentan el cine, comprender el odio a la Misa y al sacerdocio mostrado por la Revolución, masónica o comunista, en España, en México o en otras partes. La formación dada por Moscú no basta para justificarlo..."

De todas maneras, no huelga saber distinguir lo que Satanás buscaba con la crucifixión de Nuestro Señor y la finalidad que persigue ahora, al provocar y dirigir los ataques contra los que celebran la Misa y los que a ella asisten.

"Satanás movió a los jefes del pueblo judío a desembarazarse de Nuestro Señor, pues tenía conciencia de la presencia en el hombre Jesucristo de una excepcional intensidad de esa vida sobrenatural que detesta; pero, ciertamente, no quería y no pensaba entrar en el orden del plan divino de la Redención. Su orgullo no le permitió comprender el misterio de un Amor que llegaba hasta la divina locura de una inmolación en la Cruz. Los demonios no sabían, en efecto, que el acto de sumisión del Calvario significaba el retorno al orden divino por la restauración de la Vida Sobrenatural de la Gracia para el género humano".
San Pablo insiste diciendo que si (los demonios) "lo hubiesen sabido, no habrían nunca crucificado al Señor de la Gloria" (I Corintios, 11,8). Y Santo Tomás: "Si los demonios hubiesen estado absolutamente ciertos de que Nuestro Señor era el Hijo de Dios y si hubieran sabido de antemano los efectos de Su Pasión y de Su Muerte, nunca hubieran hecho crucificar al Señor de la Gloria".

"Pero, si bien los demonios comprendieron demasiado tarde el sacrificio del Calvario, están, por el contrario, perfectamente enterados de la significación de la Misa. Ahí se adivina su rabia. Todos sus esfuerzos van dirigidos para impedir su celebración. Pero, no pudiendo terminar totalmente con este acto único de adoración, Satanás intenta limitarlo a los espíritus y a los corazones del menor número posible de «individuos...»"

Y esta lucha continuará hasta el fin de los tiempos. De esta forma se comprenden las apremiantes recomendaciones de los Apóstoles y de los Santos para ponernos en guardia contra Satanás y sus demonios. Conocemos la fórmula de San Pedro sobre el león rugiente buscando a quien devorar. San Pablo, por su parte, no temía escribir a los Efesios "Revestíos de toda la armadura de Dios para que podáis resistir a las insidias del Diablo, que no nuestra lucha contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires. Tomad, pues, la a madura de Dios para que podáis resistir en el d malo, y, vencido todo, os mantengáis firmes" (V 11, 13).

Cuando se ha comprendido el sentido y el alcance de esta lucha, cuando se conoce el plan de universal restauración realizado por Jesucristo y su Iglesia, aparece inevitable que Lucifer y todo el infierno con él se encarnicen en hacer fracasar es plan y que a la catolicidad (entiéndase: a la universalidad) de la salvación operada por la acción sobrenatural de la Gracia, Satanás busque oponer la negación de un universalismo puramente natural, de cual el Señor de la Gloria sería expulsado y en cual la obra de la redención estaría neutralizada! anulada.

Pero... "ab ortu solis usque ad occasum... in oí ni loco sacrificatur et offertur Nomini Meo oblat munda... De levante a poniente, en todas parte he aquí que sacrifican y ofrecen a Mi Nombre una oblación pura...". Esta frase del profeta Malaquias indica, por el contrario, el orden divino.

Que la Misa sea celebrada y bien celebrada (el tiéndase: según la voluntad misma de Dios formulada por los Santos Cánones de la Iglesia).   Que pueda ser celebrada de levante a poniente, en todos los lugares...  Que pueda haber, para celebrarla, numerosos sacerdotes, santos y doctos en la ciencia de Dios...   Que todo esté ordenado en este mundo, para que los méritos de la Misa puedan extenderse más abundantemente, lo más totalmente sobre el mayor número posible, y para eso, obrar de  suerte  para que todo esté puesto en práctica, directa o indirectamente, sobrenatural y naturalmente, con fin de que el mayor número posible esté lo mejor preparado para cosechar, gustar, buscar esos frutos de salvación eterna más universalmente conocido... ¿no son éstas realmente las razones supremas del orden universal, y por tanto, la primera justicia?    Finalidad de todos los esfuerzos de la Iglesia en cuanto que Ella está directamente encargada del magisterio y del ministerio específicamente religioso y sobrenatural. Finalidad muy real, aunque indirectamente buscada, del mismo poder civil y de las instituciones. Finalidad real de ese mínimo, por lo menos, deseable de bienestar, de expansión material, intelectual y moral que Santo Tomás nos ha enseñado que era indispensable, comúnmente, para la práctica de la virtud. Finalidad real de esa defensa de las buenas costumbres, que es uno de los primeros deberes del Principado. Finalidad real, en fin, de esa paz, de esa comunidad, de esa comunión entre los individuos, las clases o las naciones, de las cuales, está bastante claro, el mundo está atrozmente alejado, como también está atrozmente alejado de Dios.

He ahí, pues, en su magnífica unidad, el plan natural y sobrenatural del universalismo cristiano o catolicismo. Sabemos que San Ignacio ha hecho de ello el "Principio y el Fundamento" de sus "Ejercicios": "El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios, Nuestro Señor, y, mediante esto, salvar su alma. Y las otras cosas sobre la faz de la tierra son criadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para el que es criado. De donde se sigue que tanto ha, de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin, y tanto debe quitarse de ellas cuanto ello le impiden".

He ahí, pues, lo que Satanás no puede dejar de combatir. Por la persecución manifiesta, o de otro modo, por la presión hábil de un conjunto de instituciones sofisticadas, prohibir alabar, honrar, servir a Dios, Nuestro Señor, y, en consecuencia, entorpecer la salvación de las almas, es imposible que no sea la mayor preocupación del Infierno.

Ave María gratia plena ...amén. 


lunes, 13 de julio de 2015

MARGARET SANGER : impía e ideología de género y abortista

Margaret Sanger y el origen esotérico, gnóstico, teosófico y racista de la ideología de género

head and shoulders photograph of a manEl sociólogo italiano Massimo Introvigne, antes de ser representante de la OSCE contra la cristianofobia, ha sido durante décadas un gran estudioso e investigador de las sectas y nuevos movimientos religiosos y esotéricos en el centro CESNUR. Ante el debate sobre el matrimonio gay y la importancia deque la sociedad se construya sobre la complementariedad hombre y mujer, y no sobre el mero deseo, Introvigne recuerda que la ideología de género nace con Margaret Sanger, fundadora de la mayor patronal del aborto, la International Planned Parenthood, cuyo racismo es bien conocido, pero cuya base esotérica y gnóstica se conoce menos. Introvigne recuerda y analiza esta conexión en La Nuova Bussola Quotidiana. Lo traducimos a continuación.

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En La Nuova Bussola Quotidiana Renzo Puccetti ha explicado con una plétora de argumentos por qué es absurdo comparar la sentencia del Tribunal Supremo de EEUU que obliga a los Estados de este país a introducir el «matrimonio» homosexual con decisiones precedentes contra la discriminación racial, que declararon ilegítimas las limitaciones a los matrimonios entre estadounidenses blancos y negros.

Quisiera dar un paso más y devolver la acusación de racismo al remitente. Efectivamente, la información ha sido totalmente escondida y censurada, pero precisamente la teoría de género nace y se desarrolla en ambientes racistas; está incluso involucrada en la organización racista por excelencia de los Estados Unidos, el Ku Klux Klan.

En un artículo anterior, en el que respondía a la falacia que está de moda, según la cual la teoría de género no existe, resaltaba las dos versiones clásicas a las que todos los seguidores sucesivos de la «gender theory» hacen referencia. 

Matriarcas de la ideología de género
La primera es la de la filósofa francesa Simone de Beauvoir, para la que «no se nace mujer; llega una a serlo» y cada uno -pero ella pensaba sobre todo en las mujeres- tiene derecho a elegir el propio género, masculino o femenino, independientemente del sexo biológico.

En la segunda versión, teorizada por Judith Butler, el género absorbe totalmente el sexo y cada uno puede decidir qué quiere ser en una gama que ya no prevé sólo dos posibilidades -hombre o mujer- sino tres, cinco, cincuenta o infinitas.

Se puede trazar también otro itinerario, que desde Beauvoir y Butler no va hacia adelante, sino hacia atrás. La teoría de género no habría nacido sin una serie de precursores que formularon, muchos años antes, versiones que podemos llamar prototípicas; ciertamente, no son tan sofisticadas y radicales como las de Butler.

Margaret Sanger, madre del feminismo abortista
La principal de estas proto-teóricas del género es la estadounidense Margaret Sanger (1879-1966).

Comparadas con las teorías sucesivas, las ideas de Sanger parecen incluso moderadas. Pero sin ella no existirían las teorías de género sucesivas.

Las biografías oficiales de Sanger nos presentan una heroína feminista que, movida por la compasión hacia las mujeres que morían de parto después de diez hijos o más o que recurrían a peligrosos abortos clandestinos, dedica su vida a la propaganda de los anticonceptivos, aceptando también la prisión y el exilio. Su verdadera historia es algo distinta.

No se puede entender a Margaret Sanger sin sus intereses esotéricos. Sanger parte de las ideas de la Sociedad Teosófica. En 1936 la invitan a hablar en la sede mundial de esta sociedad en Adyar, en la India. Su discurso es publicado, en dos partes, en el órgano de la Sociedad Teosófica, The Theosophist, y explica con gran detalle la relación entre sus teorías sobre el feminismo y el género y su interpretación de las doctrinas teosóficas.

La fundadora de la internacional abortista Planned Parenthood Margaret Sanger en una foto de 1916... si repasáramos su biblioteca encontraríamos libros de esoterismo teosófico y doctrina gnóstica que añora una "edad de oro" andrógina, sin hombres ni mujeres

El esoterismo de la Sociedad Teosófica


Si bien hoy en día es muy estudiada, sobre todo por la influencia crucial que tuvo en el arte moderno a través de pintores del calibre de Kandinsky y Mondrian, tal vez sea necesario presentar brevemente la Sociedad Teosófica a los que no la conozcan. 

Fue fundada en 1875 en Nueva York por el coronel y abogado estadounidense Henry Steel Olcott y por una de las figuras más importantes de la historia del esoterismo,Helena Petrovna Blavatsky, perteneciente a la nobleza rusa. 

Su doctrina central es que con la ayuda de los Maestros, los cuales no son espíritus sino hombres particularmente evolucionados que viven durante cientos de años y residen en un centro misterioso entre la India y el Tibet, la humanidad -que en su estado actual es el resultado de un proceso cósmico de decadencia descrito con claras referencias gnósticas- es llamada a un proceso de evolución. 

Este se cumple a través de la emergencia progresiva en la Tierra de siete razas-raíces, cada una de ellas dividida en siete sub-razas. Según Blavatsky, en su tiempo estaban en la vigilia de la emergencia de la sexta sub-raza de la quinta raza-raíz, espiritualmente superior a las precedentes y que se habría manifestado en los Estados Unidos.

Aclaremos enseguida un equívoco, difundido en la literatura no especializada. La teoría de las razas-raíces de Blavatsky está abierta a varias interpretaciones, pero la Sociedad Teosófica ha condenado cualquier interpretación de tipo racista, considerando que las distintas «razas» deben en todo caso colaborar en armonía entre ellas. 

Sin embargo, las interpretaciones racistas han existido, si bien la Sociedad Teosófica las ha denunciado como erróneas. 

La variante racista de la teosofía
En Alemania se desarrolló a principios del siglo XX una corriente llamada «ariosofía» que interpreta la teoría teosófica de las razas sobre la base de un primado racista de la raza aria. Un ávido lector de las publicaciones «ariosóficas» en Austria era un muchacho llamado Adolf Hitler. 

La misma Sanger, como resulta por la lectura de los diarios de personalidades teosóficas de la época, no fue particularmente bien acogida en Adyar, aunque su conferencia fue publicada en la revista de la Sociedad Teosófica. Tampoco su interpretación de la «raza nueva» correspondía, de hecho, con la de la dirección teosófica oficial.

Queda el hecho que sobre la base de especulaciones esotéricas, Sanger pensaba que estaba a punto de surgir una nueva raza superior a las precedentes y que se manifestaría en los Estados Unidos. 

La gnosis de Sanger: fomentar lo andrógino
¿Qué tiene que ver todo esto con el género? Lo explica la propia Sanger. Sus ideas de tipo gnóstico la habían llevado al convencimiento de que la diferencia sexual entre hombre y mujer era algo malo, como también el modo cómo las mujeres traían los hijos al mundo. Son consecuencias de un proceso de degeneración y no existían en la edad de oro originaria, la del andrógino, es decir, de una persona humana en la que coexistían los caracteres masculinos y femeninos y con formas de generación distintas del parto.

Liberar a la mujer con los anticonceptivos de su papel de madre es el primer paso para permitir a las mujeres y, en consecuencia, también a los hombres, elegir el propio género,quién y qué quieren ser, iniciando el proceso de vuelta hacia el andrógino originario. No es aún la teoría de género como la conocemos hoy, pero es su núcleo fundamental.

La nueva raza en marcha hacia la superación del género biológico podrá emerger, continuaba Sanger, sólo dónde la humanidad sea intelectual y culturalmente más avanzada: en Estados Unidos y entre los estadounidenses blancos de origen nordeuropeo.

Sanger tampoco tenía una buena opinión de los emigrantes italianos: «los negros y los europeos del sur -escribía- son intelectualmente inferiores a los americanos nativos», una expresión que el movimiento «nativista» utilizaba para excluir del número de los «verdaderos americanos» a los emigrantes llegados de Italia.

En una cita famosa, Sanger comparaba a los afro-americanos con «mala hierba que hay que extirpar» a través de una severa política eugenésica que debería incluir la esterilización forzada. 

En cuanto a los aborígenes australianos, consideraba que estaban «apenas un escalón por encima de los chimpancés». 

La raza blanca superior abolirá los sexos
Ciertamente, los defensores de la teoría de las razas y de la eugenesia eran muchos. Perosólo Margaret Sanger vinculaba la eugenesia al género: una vez extirpada la mala hierba, la «raza nueva» podría finalmente emerger en su marcha hacia la androginia, capaz de superar la esclavitud biológica de la diferenciación sexual.

Muy mal acogida en la Sociedad Teosófica, Sanger encontró terreno fértil para sus ideas en el Ku Klux Klan, la organización estadounidense nacida para perpetuar la discriminación racial contra los afro-americanos y, al mismo tiempo, -esto es algo que se olvida a menudo- para propagar un feroz anti-catolicismo basándose en el mito de una América «blanca, anglosajona y protestante»



Muchas películas nos han presentado al Ku Klux Klan como una organización masculina. Los historiadores -a partir de la obra fundamental de Kathleen Blee, Women of the Klan (Mujeres del Klan, ndt)- han subrayado que en el Ku Klux Klan «histórico», el del periodo de entre guerras, las mujeres tuvieron en realidad un papel esencial.

Margaret Sanger colaboró con el Ku Klux Klan, perfeccionó sus ideas sobre la raza y el género en diálogo con las mujeres del Klan y habló a menudo ante un público entusiasmado de activistas de la organización racista encapuchas y aplaudiendo. 

Algunas fotografías que se pueden ver en internet representando a Sanger hablando al Klan son falsas, hechas con Photoshop. Las reuniones del Klan eran secretas y las fotografías son raras. Pero para confirmar el vínculo entre Sanger y el Klan, incluyendo conferencias y mujeres encapuchadas, no hace falta dirigirse a las personas críticas sobre su persona y la teoría de género. Ella misma lo narra en su autobiografía, minimizando y justificando, ciertamente, pero admitiendo la relación y hablando de «decenas» de invitaciones por parte del Ku Klux Klan.

Alguien podría plantear alguna objeción citando actitudes muy hostiles a los homosexuales por parte del Ku Klux Klan. Otros replicarían citando los nombres de un cierto número de dirigentes del Klan y de organizaciones vinculadas a este que eran homosexuales o bisexuales. Pero es un debate que no llevaría muy lejos. 

El tema de este artículo, de hecho, es otro. He querido demostrar cómo la formulación arquetípica de la teoría de género, la de Margaret Sanger, nace de una interpretación desviada -y no compartida por la gran mayoría de los teósofos- de ideas sobre la raza de la Sociedad Teosofica y nace en diálogo con el racismo americano representado por el Ku Klux Klan. 

La idea central es que esa en la que se puede elegir si ser mujer u hombre es una nueva humanidad, una «raza nueva» que podrá nacer sólo entre las élites iluminadas «blancas, anglosajonas y protestantes» y no entre los negros, los «europeos del sur» y los católicos, «intelectualmente inferiores» y destinados a ser extirpados como la mala hierba. ¿Han desaparecido estas ideas entre los que defienden el género? 

Mirando el sentido de superioridad con el que atacan a manifestaciones como la de la Plaza San Juan tachándolas de «medievales» me permitiría no estar tan seguro.

(Traducción del italiano de La Nuova Bussola Quotidiana por Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)

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