SANCIÓN CONTRA EL SACERDOTE ROBERTO ÁNGEL MAIDANA
La Congregación para la Doctrina de la Fe emitió un decreto que pena con “la dimisión del estado clerical” a Roberto Ángel Maidana, expárroco de la parroquia San Ramón Nonato en la Arquidiócesis de Corrientes (Argentina), por “delitos graves y conductas incompatibles para quien ejerce el ministerio sacerdotal”.
La prensa argentina informó que la denuncia contra Maidana es de 2012 y que con este decreto la Congregación Para la Doctrina de la Fe confirmó una resolución del Tribunal Eclesiástico. “El hombre hacía vida de casado y con hijos”, informó la prensa.
Sin embargo, el expárroco manifestó su desobediencia y señaló a Radiosudamericana que seguirá ejerciendo el sacerdocio. "Por Derecho Divino voy a seguir oficiando Misa", sostuvo.
El Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Corrientes confirmó en un comunicado que la Arquidiócesis de Corrientes inició el proceso canónico tras recibir denuncias contra el sacerdote.
El expediente fue elevado luego para la consideración de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la que finalmente dejó firme el decreto nº 33/2013, por el cual Roberto Ángel Maidana recibió la pena de dimisión del estado clerical.
“Razón por la cual el Sr. Roberto Ángel Maidana ha perdido automáticamente los derechos propios del estado clerical y ya no está vinculado a las restantes obligaciones conexas con el ministerio. Permanece excluido del ejercicio del sagrado ministerio y de toda actividad pastoral, cargo u oficio, de acuerdo a las normas canónicas vigentes que se aplican a los presbíteros que han perdido el estado clerical”, informó el Tribunal.
FUENTE :
Santa Sede expulsa del estado clerical a sacerdote con hijos :: EWTN News
Y para terminar dejo escrito la sentencia de San Alfonso María Ligorio
Y para terminar dejo escrito la sentencia de San Alfonso María Ligorio
Sacerdote mío, figúrate que el Señor te dice lo que al pueblo judío: “Dime qué mal hice, o mejor, que bien dejé de hacerte. Te saqué de en medio del mundo y te elegí entre tantos seglares para hacerte mi sacerdote, ministro mío y mi familiar; y tú, por míseros intereses, por viles placeres, me crucificaste de nuevo; yo, en el desierto de esta tierra te alimenté cada mañana con el mana celestial, es decir, con mi carne y mi sangre divinas, y tu me abofeteaste con aquellas palabras y acciones inmodestas. Yo te elegí por viña que había que había de formar mis delicias, plantando en ti tantas luces y tantas gracias que me rindiesen frutos suaves y queridos y no coseché de ti más que frutos amargos. Yo te constituí rey y hasta más grande que los reyes de la tierra, y tu me coronaste con la corona de espinas de tus malos pensamientos consentidos. Yo te elevé a la dignidad de vicario mío y te di las llaves del cielo, constituyéndote así como rey de la tierra, y tú, despreciándolo todo, mis gracias y mi amistad, me crucificaste nuevamente”, etc. (...) [San Alfonso María de Ligorio, «La dignidad y santidad sacerdotal».
No hay comentarios:
Publicar un comentario