SOBRE
EL PODER SECRETO
Padre Leonardo Castellani
Es
sabido que el poder secreto es el dinero. Es un secreto a voces: ya San Pablo
en su tiempo dijo: “pecunia, cui obediunt omnia…” No dijo: “Cui obediunt
OMNES”; dijo “al cual obedecen todas las cosas”; no dijo “todos los hombres”,
porque no todos los hombres obedecen al dinero, y los que lo obedecen
servilmente, esos son más bien cosas que hombres. El avaro no es un hombre,
dijo Aristóteles: hay tres vidas humanas (buenas o malas según el uso) la vida
de placer o pueril, la vida “política” o de acción, y la vida de la
contemplación “theoretikós bios”; más la vida del avaro no es vida humana pues
el dinero que es un medio se convierte en una aberración vuelto fin. Estas tres
vidas aristotélicas corresponden más o menos a las vidas estética, ética y
religiosa de Kierkgor.
Algunos
piensan que el poder secreto son las mujeres; pero esas son menos secretas
todavía. Todos más o menos somos esclavos de ellas, de acuerdo; a no ser que
seamos tiranos. Para el cristiano son simplemente hermanas, dijo San Pablo.
Pero San Pablo ya no está en la Casa Rosada.
Más
hoy en día otros creen existe un poder secreto nada bueno que desde entre
bambalinas mueve los títeres de la historia contemporánea, en parte al menos.
Si se descarrió fiero la Revolución Francesa, la cual comenzó con buen pie; si
hubo una terrible guerra civil en España, y otras dos peores mundiales, eso y
otras calamidades proceden del Poder Secreto Mundial, el MRM (Movimiento
Revolucionario Mundial) o los “Illuminati” como los llama el comandante William
Carr. ¿Son los judíos? No son los judíos. ¿Son los masones? No del todo ¿Son
los llamados Tiburones de las Finanzas Refrigeradas? ¿Es el Comunismo? ¿Es el
Capitalismo? Es algo más secreto que todo eso, que se sirve y se aprovecha de
unos y de otros.
Los
libros del Comandante Carr no son despreciables: ha escrito no menos de cinco
sobre este tema, que lo obsesionaba. William Carr era un canadiense católico, miembro del
Intelligence Service (contraespionaje) de Inglaterra, durante la Segunda Guerra
Mundial; y en la Primera comandó una goleta y tripuló un submarino. Ha muerto
hace poco en un sanatorio de los EEUU, después de soportar pacientemente una
parálisis de muchos años. Yo he traducido del inglés el principal de sus
libros, “The Pawns in the Game”, con el título equivalente de “Los títeres en
el tablado”; por desgracia no ha podido aún ser editado.
Algunos
dirán quizás que es un libro exagerado o fanático. Se debe conceder que es un
poco simplista en algunos puntos. Pero los puntos en que suministra información
directa de prima fuente (por ej., acerca de la guerra de España, donde estuvo)
merecen mucha consideración. Es un hombre que por su oficio debía saber y
averiguar cosas ocultas; y ejerció su oficio muchos años.
Carr
sostiene que existe en el mundo actual una logia secreta de hombres poderosos,
la cual intriga por medio del dinero principalmente, y con toda clase de
maniobras, incluso criminales, para llevar avante lo que él denomina
“Movimiento Revolucionario Mundial”, MRM. El fin final de esta logia es llegar
a un Estado Mundial Ateo, presidido por ellos. Para rastrearlos, Carr se
remonta a los prolegómenos de la Revolución Francesa, mostrando en ella la
influencia de directivas secretas; cosa que también ha puesto en claro y
demostrado en sus poderosos libros el historiador francés Agustín Cochin, y
otros. Lo mismo en la Revolución Española; lo cual también ha sido averiguado
en parte por los franquistas. Y en las dos guerras mundiales. En suma, su tesis
es que las pericias desastrosas de la historia contemporánea, comunismo
incluido, no son causales, sino que son coordinadas y coaligadas. Si el
unificante y coagulante son los que él llama “Iluminados”, o algún otro poder,
grupo o sociedad, eso es materia discutible. Sea quien fuere, él lo llama, no
sin razón, satánico.
El
libro más ruidoso y mejor escrito sobre este asunto es el del húngaro Louis
Marschalko que ha hecho “sensación” en Norteamérica, titulado (en su traducción
inglesa) The World Conquerors (Los Conquistadores del Mundo), editado en
Londres en 1958. La obra de 300 apretadas páginas se circunscribe al Comunismo,
fue escrito a raíz del sangriento aplastamiento de Hungría por Rusia, y abunda
en información concreta de historia contemporánea. Su lectura consterna. Al fin
del primer capítulo estampa esta frase:
“Así
los conquistadores del mundo comenzaron su marcha con intención de subyugar al
globo y hacerse los amos de todas las naciones”.
Al fin
del libro, a modo de epígrafe, estampa tres citaciones: de Disraelí, de Winston
Churchil y de Oscar Leví (que fue Primer Ministro de la Reina Victoria,
constructor del Imperio y descendiente de un judío italiano) tomada de su libro
La Vida De Lord Jorge Bentinck, dice así:
“El
Pueblo de Dios coopera con los ateos: los más habilidosos juntadores de dinero
se alían con los Comunistas; la Raza escogida y separada toca las manos de las
sórdidas y sobajadas castas de Europa; y todo esto porque desean destrozar este
desagradecido Cristianismo que les debe a ellos hasta su nombre cuya tiranía ya
no pueden más soportar”
Esta
cita de Disraelí concuerda con la de Bernard Lazaré; este fue un israelita
amigo de Charles Peguy, que escribió un resonante libro a propósito del choque
de Dreyfus y Drunimond en Francia a fines del siglo pasado (XIX). L’Antisemitisme.
Dice así en la pag. 350:
“El
judío no se satisface con descristianizar, él judaíza. Destruye la fe católica
o protestante, suscita la indiferencia religiosa, más para imponer su propia
idea acerca del mundo, la moral y la vida en aquellos cuya fe ha arruinado.
Trabaja en su tarea secular, la aniquilación de la religión de Cristo”.
El
libro de Marschalko es antisemita, o por lo menos les carga la romana a los
judíos, los de W. Carr no lo son. Carr cree que en el conciliábulo siniestro
que intriga en el mundo para destruir la Tradición y fomentar la Revolución
Total, hay judíos ciertamente, o más bien (no de Judá sino de Judas, es decir,
malos judíos), lo mismo que hay cristianos y protestantes apóstatas; pero que
toda la raza no está comprometida, y cuenta con hombres rectos y bien
intencionados, no menos que con muchos indañinos e indiferentes… Lo cual parece
obvio.
Por
increíble que todo esto parezca, resulta que coincide con un informe a la Santa
Sede de Monseñor Miguel D’Herbigny autor de dos libros admirables (Un Newman
Ruse y De Vera Religione), fundador de Collegium Russicum de Roma, que dominaba
el ruso y anduvo por Rusia; en el cual informa sobre el secreto acerca de una
Conspiración Mundial contra la Iglesia, concluye que ella existe. No tengo a
mano el texto de ese informe, pero recuerdo bien que concluye afirmando que en
algún lugar del mundo, o en varios de ellos, un grupo de poderosos (un trust
bancario tiene hoy día un poder brutal, puede canalizar el gran dinero, que no
es suyo y que “rejunta” sin arriesgar nada, en producir una revolución en
Méjico, por ejemplo), dedicados con actividad y astucia diabólica a derruir la
vieja torre creada por la “gens romana” sobre la piedra de un pescador judío y
una palabra de Cristo; a fin de crear una imitación invertida de ella. Son
hombres que disponen de un poder financiero inmenso, recursos pecuniarios
prácticamente ilimitados, gran habilidad de maniobra politiquera; poseídos (por
una razón o por otra) de un odio acérrimo al Catolicismo. No es propiamente la
Masonería, aunque es posible que de ella se sirvan. No es la raza judía como
tal, aunque sea la mentalidad “judaica”. No es una de las religiones o escuelas
filosóficas visiblemente establecidas en el mundo. Es un conciliábulo o mafia
secreta que unifica y orienta los desordenados movimientos antirreligiosos que
surgen acaso… Esta mafia apoyó con dinero y hombres, según el noble francés, el
establecimiento “imperial” del bolchevismo. Su acción secreta: no tanto que no
se pueda columbrar a veces. Quiere ser secreta.
No
parece imposible. Cuando hay movimientos que van al mismo fin, su unión o
alianza es fácil: basta que surja una cabeza; como Solano Lima, que quiere
“coordinar” a conservadores y peronistas, sandié, y no lo sigue ninguno. Fuera
broma, yo creo bastante lo de D’Herbigny cuando estoy con pesadillas… La
Iglesia Católica es una (aunque con unidad hoy debilitada), porque Cristo tiene
un Vicario en la tierra; ¿por qué no podría el diablo tener también su Vicario
para unificar sus huestes? “Todo esto es mío y a quién yo quiero se lo doy”,
parece que dijo el diablo a Cristo en este Domingo Primero de Cuaresma; y
Cristo no le respondió:” ¡Mentiroso!”
El
diablo es la mona de Dios; y los católicos creemos, con el Dante que de él
deriva todo mal.
“Si él
fue tan bello como ahora hirsuto
Y
contra su Hacedor alzó la frente
Dél
conviene provenga todo luto.”
Es
decir que así como hay una intención en los sucesos tan enmarañados de este
mundo, que llamaremos Providencia; bien puede y aún debe haber una
contra-intención; más los instrumentos de estas dos intenciones contrarias no
son sino una, su causa tiene también que ser una.
Los
que no creen en el diablo, los espiritistas, los vendedores de Coca-Cola y los
distribuidores de Reader Digest, dicen que todas las cosas que suceden, incluso
las que parecen demoníacas, suceden por azar. Yo les preguntaría cómo es posible
que ayer justamente tuviera yo que perder la llave del departamento; que el
portero andaba con licencia; que mi sobrino, que tiene un duplicado, anduviera
en Rosario, que llamo a un cerrajero y el teléfono nunca funciona (¡milagro en
Buenos Aires!) y que estoy muerto de sueño y en el hotel “Buen Reposo” me dan
una cama con chinches… Y otras cosas peores que en el pasado me han ido
pasando. Por suerte, son ya pasadas; y como decía un optimista del Ministerio
de Relaciones Exteriores, lo mejor que tiene esta vida es haberla pasado.
Fuera
broma, pasan cosas en este mundo mundillo que… Bueno, es hora de acabar.
Hombres demoníacos, o sea perversos, los ha habido siempre en el mundo; que
estos puedan unirse, aunque sea por las colas (como las zorras de Sansón) no es
nada imposible; que tengan mucho dinero, o sea “habilidad para rejuntar
propiedad” (como dice pulcramente Disraelí) es justo y adecuado; que dediquen
su dinero (en parte), su habilidad y su pasión (en total), a querer edificar en
el mundo actual la Torre de Babel de una sociedad sin fronteras, sin clases,
sin religiones y sin privaciones, es el sueño eterno de la Humanidad caída y
sublevada; y ahora lleva el nombre de Revolución. Y velay la idea de Carr, L.
Marschalko y D’Herbigny, apoyada en gavillas por los hechos.
Y
ahora la Iglesia Romana les estorba enormemente, Lenín lo dijo.
Esto
pensé anoche no pudiendo dormir, más apenas salió el sol, me dí cuenta que
nadie lo iba a creer; pero que no obstante siendo mi necesidad o manía escribir
artículos, nadie en el mundo me podía prohibir hacer con mi sueño o insomnio un
ensayo humorístico; y allá tú si no lo crees o si lo crees, como le dijo el
gallego ordenanza al optimista de Relaciones Exteriores al chismearle que su…
Bueno, basta de cuchufletas.
Amigo
mío, está entrando en pleno delito de genocidio – como le dijo el Negro Mota al
Espejo de luna.
Publicado
en la revista Dinámica Social; Nro. 136, Mayo de 1962